La tribu Anaconda: Naturaleza, compañerismo, supervivencia

El Sol está todavía muy bajo, de hecho tan siquiera ha fichado en su eterna rutina laboral, en esa perfecta maquinaria que es  la Madre Naturaleza, y, un suave y excesivamente caliente viento, impropio del otoño, sopla en la bella y malagueña Sierra de las Nieves.

Casi una veintena de personas, la mayoría varones, procedentes de distintos puntos de España, esa España que cada día llora más por su futuro, están atentos ante un grupo de instructores.

El grupo de mando y formación, uniformados con el  a la  vez ecológico, varonil y castrense color verde que llevan nuestras fuerzas especiales, los famosos » boinas verdes» que en NADA tiene que envidiar a otras fuerzas de élite extranjeras, observan al grupo.

Entre los instructores se encuentran desde veteranos » boinas verdes» , entre ellos el director del evento, el ya casi mítico ( aunque real por suerte) José Miguel Ogalla, con cuarenta años de experiencia en la supervivencia militar y civil, el más joven , aunque rebosante de veteranía, Raul » Lobo» Hurtado, y casi media decenas de instructores más jóvenes.

Los recién llegado saben que van a pasar unos cuantos días en plena Madre Naturaleza APRENDIENDO cuán generosa puede ser la Madre Naturaleza si la conocemos, respetamos y estimamos.

Para conocerla y saber aprovechar lo que Ella nos ofrece están los instructores de lo que será, sin duda, el espermatozoide de una microsociedad que, formada por gente que ni se conocen, deberán forman una neotribu en la que, el conocimiento ( con minúsculas) de los mil secretos de la «supervivencia» los deberá llevar, de hecho, y permítame el lector la libertad y la licencia de denominar cómo «iniciciación» del ARTE, sí, arte de convivir en perfecta simbiosis, con las plantas y animales que, junto a nosotros, los seres humanos, la peor especie animal sobre la Tierra debida a su espíritu depredador y su cainismo, formamos la parte viva del Planeta Azul.

Hablaremos de instructores y mandos, y, a quién no le guste esta última denominación puede, con toda tranquilidad, dejar de seguir leyendo, ya que, quién esto escribe, y cómo nunca ha escondido, es periodista ( y escritor ) ya que en su casa no le permitieron seguir la carrera militar. Y, jamás he ocultado ( y me ha pasado cuentas a nivel profesional en más de una ocasión) sus tendencias y admiración hacia lo militar. Por lo cual, entre los TRES uniformes que ha llevado, durante muchos años, algún corporativismo le ha quedado con la semántica castrense.

Los instructores y mandos ( ha quedado clara mi posición) tienen unos cuantos días para INICIAR ( el resto del Camino—con mayúsculas– los alumnos deberán hacerlo solos o bien escoger » pareja de baile») a los recién llegados.en esa nueva matriz que les permitirá ser un poco más » hijos de la Madre Naturaleza».

Empieza esa iniciación, muy parecida, aunque occidentalizada y breve, a la que he podido observar durante décadas de reportero, entre los nativos de países del Tercer Mundo, cómo, Chiapas (México) Guatemala, Belice, Mali, Senegal, Gambia, Burkinna Fasso, por mencionar a » vuelapluma» sólo algunos.

Los instructores van, poco  poco, explicando paso a paso qué es, para qué sirve y cómo deben de realizarse las diferentes técnicas que son parte fundamental de la supervivencia

Las clases prácticas se combinan con las teóricas.

Aprender cómo hacer fuego de fortuna con arco, lupa » firesteel», construir un refugio, conseguir agua sin tenerla cerca de la vista, distinguir las huellas, tirar rumbos con la brújula, conocer nuestra situación en un mapa, distinguir las mil riquezas que nos ofrecen las plantas y que van, desde comida hasta fibras para construir herramientas y cuerdas.

La siempre simpática, y más para los que ya estamos fogeados en el tema, » cocina entomofágica», consistente en comer » bichitos pequeños» cómo gusanos o insectos.

Todo lo mencionado y muchos más lo vamos aprendiendo ( o repasando los que no somos tan » reclutillas» en el tema) directamente de los instructores que, no dudan en explicar y, llegado el caso, repetir amablemente las cosas hasta que los menos avispados las aprenden; y, de igual manera, en poner firmes si hay algún gilipollas, que de esa subespecie tuvimos a uno en el curso tocando, más que la guitarra, las pelotas.

Todo ello en un organigrama de «binomios», palabra totalmente «guerrillera», encuadradas a su vez en grupos ( equivalente a un pelotón) dirigidos por el jefe de grupo escogido por el resto de miembros.

Podría alargarme mucho, pero, es éste un breve resumen simplificado, al que debemos unir las noches dormidas en cabañas construidas por los miembros de los grupos. En mi caso,y cómo saben quiénes me conocen, mi casi total inmunidad al frío, que me permite bucear siete meses al año en las frías aguas del Cap de Creus–Girona-Costa Brava–sin tan siquiera el neopreno, ni utilizar mangas largas en pleno invierno, me permitieron hacerlo bajo las estrellas, siempre fieles compañeras si no hay nubes.

Compañerismo, Conocimientos sobre la Madre Naturaleza, cierta disciplina, factor este SIEMPRE importante para mí, fuera en mis muchos años de «uniformado», fuera siendo director de  cabeceras periodísticas en otros tiempos o bien en esa AUTO disciplina que siempre me autoimpongo desde mis tiempos de jefe de tropa ( Grupo 240 Impessa) en los Exploradores de España-Scouts de España ( Poble Sec-Barrio Chino), todo ello combinado, y , si sabes aprovecharlo bien, te permiten acceder a una de las mejores tribus que jamás he conocido: la que forman los miembros del la Escuela Anaconda; con su carismático chamán y jefe a la vez, Pepe Ogalla, una persona que, por sana y moral. creo un tanto anacrónica por su manera de ser, pensar y comportarse en este puto y materialista siglo XXI que empieza mal y veremos si llega a terminar todavía peor…o jamás termina.. Una persona capaz de gastarse millones de las antiguas pesetas de su bolsillo para construir un hospital y una escuela en plena selva amazónica para ayudar a quién lo necesita realmente. ¡¡¡Y ES MILITAR!!!! que se supone que son malos y sólo » matan gente»; cuándo tanto bastardo buenista, empoltronado y «bienintencionado» se forra los bolsillos con dinero ajeno y predica lo que no siente.

¡¡Qué diferente es predicar contra el hambre y la miseria cuándo no se está dispuesto a dar el trigo propio!!!

Cuando hablamos de » supervivencia» muchos imaginan a un » cachas», cuchillo con lomo de sierra al cinto ( y yo, de cuchillos puedo asegura que sé mucho…) cara de duro y gilipollas a la vez y con un C.I que, se puede adivinar más bien limitado.

Nada qué ver con esta TRIBU Anaconda dónde, el compañerismo, el Conocimiento, y la Madre Naturaleza, se abrazan de la misma manera que hacen los alumnos que al principio ni se conocían,  y lo hacen emocionados entre ellos el último día, cuándo, al recibir parches y diplomas se abrazan y se consideran ¡¡¡son!!! miembros,hermanos, de la misma tribu.

Esa gran tribu de la que formamos parte cientos de » hermanos»: la gran tribu de la Escuela de Supervivencia Anaconda.

Mi estancia e iniciación en esa gran hermandad de hombres y mujeres ( que también las hay, aunque menos) que forman la gran TRIBU ANACONDA será siempre un grato recuerdo.

Mi agradecimiento al gran jefe, Pepe, a su leal segundo, Raul » Lobo»  y al staff de instructores ( Dani, José y compañía) tanto españoles cómo algunos del país hermano, Portugal ( que nadie se equivoque, que de país hermano en Europa sólo tenemos Portugal, ya que, Francia si es hermana me hago cainita y, Andorra se la cedo al clan Pujol y otros menos » honorables»). Sois simplemente AUTÉNTICOS.

www.miguelaracil.com

S.L.P.S….B.L.V

Barcelona, 17 de octubre de 2017

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa