Tengo muchas fotos con gente de renombre del mundo del misterio. la literatura, del » survival» ( supervivencia) civil y militar y del bushcraft.
Las tengo por la sencilla razón que fueron o son amigos, amistades, compañeros o simples colegas míos ( cada uno es un caso distinto).
Pero jamás me he hecho una foto con un «famoso» al que no conozco para luego exponerla en una red social, o enseñarla a mis amistades y decirles: » pues sí, Fulano y yo somos cómo uña y carne o culo y m…», cuándo realmente el famoso se fotografía con cientos o miles de personas cada año y lógicamente ni se acuerda de con quién lo hace.
Reconozco y respeto ( y hasta admiro) a los coleccionistas de fotografías que las tienen para su colección privada. Por que les gusta. por que les apetece, por que les tercia, por ser seguidores de la Ley de Botta..
Hace años me hice una con Miguel de la Cuadra Salcedo (personaje con muchas sombras y muchas luces) al coincidir en el Segundo Salón de la Aventura de Cornellá.
Como era la época de las fotos en papel y mi tocayo y yo apenas nos conocíamos, decidí romperla.
Un Sant Jordi, firmando libros en la cadena El Corte Inglés con muchos famosillos del momento, desde escritores profesionales a deportistas (Nani Roma por ejemplo, una persona formidable y campechana que me sacaba casi una cabeza) me hice una con esa DAMA,. con esa SEÑORA que es la sevillana Maria Galiana Medina ( la famosa » abuela» de la ya cansina serie «Cuéntame«).
Me la hice sólo para dársela a mi hija que había perdido hacía poco a su abuela (mi madre) y le había tomado cariño al televisivo y entrañable personaje. Y además, fue un placer hablar un buen rato con esa SEÑORA, tan distinta a un par de «mariputillas» de la Telebasura con las que compartí firmas y que todavía aparecen en esos programas tan dignos de cierto público español dónde el putismo, la chabacanería, el mal gusto y el aceite se dan la mano y la lengua.
Observo con cierta visión bondadosa pero triste a gente que, al fotografiarse con un o una famos@ se siente importante.
Respeto profundamente a los coleccionista de fotografías con gente más o menos famosa. Yo, de niño coleccionaba cromos y me lo pasaba muy bien. Incluso de adolescente coleccioné renacuajos que metía en una pecera para poder jugar con mis gatos a ser el dios Neptuno. Y conste que ya practicaba el buceo hacía años con mi difunto padre.
Nada malo hay en hacerse una foto con alguien a quién admiras ¡¡Ni mucho menos!!. Lo más peripatético es cuándo se utiliza dicha foto, casi » robada» en ocasiones, para luego comentar que, el o la famoso y uno mismo, casi comparten fluidos, gallumbos y cuenta corriente.
Recuerdo una fría madrugada en Catalunya Radio ( voceros y adoctrinadores oficiales del independentismo catalán desde hace años) que, mientras cierto «personaje » y yo estábamos esperando estudio para empezar (yo todavía no estaba considerado » non grato» y vetado en esa «doctrinal» cadena de la Generalitat) apareció mi exvecino de barrio Joan Manuel Serrat. ¡¡Qué grande su «Mediterráneo» , la » Saeta» o «Penélope»!!
Yo sólo le hice un leve saludo de cabeza a mi exvecino, que supongo sólo me recordaba de la vecindad y nada más. Mi compañero de esa noche se levantó, sacó su cámara y, tras llamarle ¡¡Joan…Joan!! se puso a su lado y se hizo sonriente y sobrado una foto con él, mientras el cantaautor ponía cara de póker, aunque siempre amable cómo es él habitualmente, pues no lo conocía de nada.
Me la jugaría que dicho «personaje» que es un verdadero «profesor» de la mentira, al día siguiente iría explicando mil historias sobre su » gran y ancestral amistad» con el cantante del Poble Sec…Que sin duda ni lo conocía, ni ganas.
Mientras al coleccionista de fotografías compartidas se le tiene que considerar éso, un coleccionista, y cómo tal me merece todo el respeto, al que se hace las fotos para darse una pseudo importancia quizá se le tenga que considerar cómo una persona acomplejada ( que no es precisamente para tomarlo a risa, al contrario)
Sea cómo sea, yo, con famosos ( a menos que tenga relación de amistad con ellos que es diferente), cómo no soy coleccionista del tema, sólo me fotografiaría con el felino malo del Rey León o la nieta de la Mona Chita, entre otras cosas por que tengo complejo de pertenecer a la especie a la que pertenezco y prefiero otras especies de mamíferos, que no de mamónidos.
Casi nunca me he negado a fotografiar con alguien que me lo ha pedido (1). De hecho es un honor para un escritor hacerlo con sus lectores, aunque en algunas ocasiones, algun@s te «despiecen » vivo al negarles un favor.
Dicho lo cual, es lógico que cada cual tengas sus propias filias y aficiones, pero yo, lo dicho, si le pido una foto a alguien que no conozco, que sea al malo del Rey león o la nieta de la Mona Chita.
www.miguelaracil.com
(1): Hace varios años, firmando libros en el evento conocido cómo Mágic, se me acercó cierto ciudadano muy peculiar , de profesión policía nacional pero escritor ocasional, con un libro monográfico en el cual, desde la primera hasta la última página estaba dedicada a machacar a cierto ciudadano ( y su señora esposa), examigo mio y muy famoso por sus programas sensacionalistas en una canal de TV, y de cuyo nombre ni quiero acordarme. Me pidió hacernos una fotografía los tres juntos; o sea él, yo…y su LIBRO. Cómo yo no soy ciudadano de Sodoma y que me la metan doblada ya es difícil a mi edad, me negué en redondo, pues ya imaginaba que, debido a la animadversión entre el personaje protagonista del libro y yo, que viene de hace años, el autor de aquel » libro-estocada» iba a colgar esa foto hasta en los lavabos públicos de Trinidad y Tobago. Y yo, me peleo con, quién, cuándo y cómo quiero, no cuando alguien hace palmas y a mi me toca bailar.