El próximo domingo hará 31 años que firmo libros en la » diada» de sant Jordi, 23 de abril, Día del Libro
El santo, si he de ser sincero, que de eso por desgracia voy sobrado, me la trae al pairo. De hecho, como amante de los animales no me hubiera parecido mal que,el dragón ( » drac» en catalán, mi lengua materna) y el caballo del santo hubieran hecho un binomio y hubieran mandado al carajo al caballero, que, al fin y al cabo nada tenía contra el pobre reptil. Peor es un político corrupto ( los hay por decenas, sólo has de ver los informativos) o un banquero sin escrúpulos que el pobre reptil ,y nadie los rejonea ( en ocasiones siquiera algunos fiscales).
Pero dicha festividad me atañe por partida triple: catalán ( es el patrón de mi tierra), scout ( sí, los de la Buena Obra y Baden Powell) y escritor.
Recuerdo con cariño y más todavía con añoranza el primer año que fui a firmar libros en esta festividad, en aquellos tiempos familiar, y desde hace ya una década muy reivindicativa y politizada por algunos.
Mi editor, Josep María Merín, de la ya desaparecida y en aquellos tiempos importante, Ediciones Arbor Scientae paseó a sus autores por distintos stands de las internacionalmente famosas Ramblas de Barcelona.
La noche anterior no dormí de los nervios y la ilusión. Cuando aquella » diada del libro» me vinieron a visitar en un stand mi difunta madre, que llevaba a un bebé, mi hija , en los brazos, y mi esposa, sentí un gran orgullo de poder llegar a ser un día escritor. Estaba empezando.
Recuerdo que aquel orgullo se frustró cuando, un conocido ( y para mí pésimo) cantautor del movimiento conocido como » la nova cançó«( muy activos y revotados durante los últimos años de la dictadura) se me quedó mirando fijamente, con una rosa entre los dientes ( no es ninguna broma, doy mi palabra).
De eso hace 31 años y yo lucía una casi media melena rubia ( actualmente más bien tirando a desertora y más emblanquecida) y los ojos seguían siendo azules y, por alguna extraña razón, siempre he tenido cierto magnetismo hacia cierta gente…cosa que realmente me jode y mucho. Aunque ahora, decirlo sea delito y por eso no lo digo.
Desde entonces han aparecido o bien he parido 58 títulos( hay otro en imprenta) y he firmado en todo tipo de stands. Desde los pequeños y recoletos, hasta en grandes almacenes y extensiones tipo El Corte Inglés. por poner un ejemplo.
Recuerdo un año que me lo pasé por los distintos enclaves de dichos grandes almacenes en Barcelona y tuve el gusto de conocer gente de lo más curiosa en el mismo stand. Desde la formidable actriz y mujer de gran cultura, una verdadera DAMA, María Galiana ( la » yaya» de la pesadísima serie » Cuéntame») con la que estuve hablando bastante, hasta personas que no acabo de saber qué hacían allí, como algunos del «famoseo» que sólo ponen el nombre ( cuando no las tetas o cualquier oquedad anatómica, sea del tipo que sea) pues es de todos sabido que sus trabajos son obra de «negros» literarios.
Recuerdo otro año que estuve firmando en la misma cadena de grandes almacenes con Nani Roma. Nos hicimos una foto juntos y, me cogió complejo de enano ( mido 1,72 metros) ante él, aunque su simpatía personal me sacó el complejo rápidamente. Y en otra ocasión, también en unos grandes almacenes, coincidí con dos tertulianas habituales de la telebasura, ambas vascas y que, por cada stand que pasaban castigaban sus hígados con varias rondas de «birras» a cuenta de los libreros. Pocas veces he tenido compañeros de stand tan estúpidas y antipáticas como esas dos tertulianas que hablan de todo y no saben de nada.
Pero para poco amable como compañero de stand, un año en el Paseo de Gracia que compartí stand con el exministro franquista y de los pocos ministros catalanes de la dictadura Laureano López-Rodó.
Ese año y de ese stand no recuerdo especialmente al político, que tan siquiera dijo » bon día«, pero sí al tercer autor que firmaba junto a nosotros. Fue un verdadero chasco.
Este tercer autor se hizo famoso por haber sido hecho prisionero por aquellos tiempos, y estamos hablando de hace casi 30, por los guerrilleros afganos que luchaban contra los soviéticos. Gran viajero, posiblemente el más audaz que he conocido, recuerdo que, al ser liberado y publicar el libro que allí firmaba, se contó su aventurera vida. Aventurero, trotamundos, «escopetero» ( o sea matón) en burdeles del Amazonas…Me fascinó su vida hasta que lo conocí en aquel stand.
Me lo presentó mi editor de entonces. Cuando lo vi me llevé un gran chasco al ver truncada mi idealización de tal personaje. Tras darle la mano y él lanzar un pequeño grito ¿ gemido? de dolor ( la doy fuerte, pero él se supone que era una especie de Rambo o B. Willis) y escuchar su voz, decidí, aunque sabía que estaba casado y que tenía varios hijos repartidos por el mundo, no darle jamás la «espalda». Y aquí lo dejo.Por cierto, se me llevó un bolígrafo Párker que me pidió prestado.
Han sido 31 años de firmar libros; de anécdotas para llenar un libro ( objeto de papel en peligro en extinción ya que, el libro en papel se vende cada vez menos y más en un país de incultura cómo es nuestra querida España…o lo que queda de ella).
En ocasiones me he tenido que enfadar, en muchas que forzar sonrisas, en otras incluso me he encontrado con alguna antigua novia que, al verme en plan » intelectual»( palabra que no soporto por sus estúpidos estereotipos y tópicos políticos) me ha solado aquello de ¿pero tú cuando salíamos juntos no ibas para militar de carrera?; ¿qué c…haces firmando libros?
Lo que sí veo año tras años últimamente es que, siento menos ilusión ese día. Ya no me ilusiona sentarme en un stand y firmar ( o apenas firmar, dependía del año y del libro y la publicidad).
Lo hago pues debo de hacerlo. Además, no soy una » vaca sagrada» de esas que acumulan colas ante su stand. Soy un simple escritor que intenta vivir de ello junto con sus reportajes como periodista. Ya ha llegado para mi el » invierno profesional».
Al pensar en los buenos años pasados de sant Jordi, lo que con más ilusión me viene a la mente son algunas charlas con lectores que me animaban a empezar tal o cual libro o me comentaban alguna anécdota vivida tras leer algún trabajo mio anterior..
Sin duda ya no veré a la mayoría de estos lectores del pasado, pero, vaya mi humilde agradecimiento hacia ellos que lograron que, para mí, hace décadas sant Jordi fuera una jornada mágica y llena de ilusiones…Ahora todo ello queda muy lejos y todo ha cambiado
Sigamos escribiendo, con humildad, sin lamer el culo o hacer de palanganero o mamporrero ¡¡¡menuda rufianada!! a ningún o ninguna edito@ y, a esperar que el » invierno profesional» sea lo más leve posible
Dicho lo cual ¡¡¡Visca sant Jordi, pero ¡¡¡visca.¡¡¡ viva!!! mucho más su caballo y el pobre dragón, que sin duda no tuvo la culpa que le cargaran el muerto en esa fecha»
20 de abril del 2017