¿ZOORACISMO? ¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO, GRACIAS!!!!!!!!!!

Esta mañana, al levantarme e ir a quemar calorías por Montjuic ( y de paso a ver si jodo a los putos virus gripales que hace más de una semana que me acompañan) me he encontrado en el Paral-lel a un antiguo compañero de los scouts ( de los Scouts de España, conste, no vayamos a equivocarnos de uniforme e ideas).

 

Se llama Albert y era un muy buen scout aunque un poco “pijo”.

Era el único que se hacía los uniformes a medida (su padre era empresario) si exceptuamos a un hijo de puta que en ocasiones veo en el facebook, que, además de cierto parentesco familiar, debo de reconocer que era un gran ladrón, pues lo echamos de los scouts por meter mano en la caja. No me extraña que actualmente tenga las ideas políticas que veo en su muro del facebook (debe de imitar a su “ líder”).

Los demás llevábamos las tallas estándar y habituales, que para eso éramos hijos de trabajadores.

 

Pero a lo que vamos.

 

Albert, del que guardo un gran recuerdo, llevaba hoy un precioso perro de buen tamaño y que no he sabido adivinar su raza.

Me ha dicho que era un “mastín tibetano” y que valía un “Potosí” (pasta gansa)…

Lo he acariciado con cuidado, no fuera la reencarnación del  “rampa” de turno.

Me ha mirado con desdén y me ha ignorado: ¿sería un tibetano del ala comunista?:¡¡¡No, los perros, al igual que gatos y caballos son demasiados inteligentes para tener ideas políticas, sean las que sean!!!

 

Me ha comentado las virtudes de aquella raza…La inteligencia (que no dudo) de aquella especie…¡¡¡lo caro que eran!!!!

 

No he podido aguantarme el comentario y le he dicho: Mira, Albert, nos conocemos hace años y tú sabes que yo, con el tema de los animales no soy racista ni creo en razas superiores de cuatro patas…

 

Nos hemos dado la mano izquierda (como scouts que somos) y se ha llevado los tres dedos a la frente (me ha gustado ver que todavía recordaba que fui su jefe de tropa).

 

He seguido mi camino dirección a Montjuic entre tos y  overbooking  de mocos y flemas que depositaba en los pañuelos; que suficiente guarra está Barcelona, mi Barcelona, la Barcelona del Trías ( por desgracia), para ir “ regando” el suelo con mis propias porquerías.

 

Mientras caminaba a paso lento para mí gusto, pues me encuentro bastante “chafado” iba pensando en lo que para mí es una tontería: las razas de perros y gatos, y la supuesta supremacía intelectual de unos sobre otros.

 

Hace más de 30 años que tenemos gatos siameses en casa, inteligentes ( la mayoría ) y nobles, pero antes habíamos tenido gatos “ callejeros” y, eran tan inteligentes como los siameses (si exceptuamos al superdotado Vlad, actualmente cursando un doctorado y tres másters),

 

Recuerdo mis primeros años de infancia, con mi perrita, Linda. Callejera e hija de otros dos perros de la familia, Coyote y Perla, también “callejeros”, que era inteligente y leal hasta la muerte. Un “chucho” para muchos, pero no había perro que la superara. Igualarla seguro, millones, pero superarla ni Rin-Tin-Tín.

 

Recuerdo, siendo joven y con novia, a mi estimado gato “Puf”.Precioso,  blanco y con un ojo de cada color ( azul y verde). No era de raza, pero a bueno, cariñoso e inteligente no lo ganaba nadie.

Cuando subía a casa mi novia en aquellos momentos, Isabel, una independentista a la que conocí  en una pelea comunal entre los Scouts de España y los Scouts de Catalunya en el pueblo de “Seva”  no se dejaba tocar por ella…Después supe que tenía razones para ello.

En cambio se dedicaba a repartir besos y caricias entre cualquier otro visitante.

Al poco irme a la “mili” se puso enfermo y, esperó para morir uno de los pocos fines de semana que tuve “rebaje” (jamás gocé de mi “mes de permiso”).

Recuerdo que al llegar (en autostop desde la Sierra de Navacerrada) a mi casa del Poble Sec , se dejó acariciar, me dio un beso, su último beso y murió. No me cagué en Dios pues por aquel entonces yo todavía era católico.

 

Y así podría poner muchos casos.

 

Que una raza sea más cariños a que otra, pues vale. Que una raza sea más agresiva que otra, principalmente si el dueño es un descerebrado, pues seguro.

Hace años me mordió en Llançá un perro precioso propiedad de un exjugador  profesional de fútbol (de mi equipo de toda la vida) metido a política y sindicatos.

 

Pero, lo que tengo claro es que, entre los animales el hecho de ser de raza cara, de raza barata, mezcla, o un “hijo de las cien mil leches” no los hace mejores ni peores; más o menos inteligentes.

 

Para mí, y esto es muy personal, un caballo, un gato, un perro, son por lo general, nobles, inteligentes y buenos, lleven en su ADN lo que lleven…

 

Otra cosa son las hienas, que de esas, y concretamente de dos patas conozco bastantes, y sin necesidad de salir de mi “mundillo” profesional.

 

Pero de este tipo de hienas (y también de buitres y “ BUITRAS”) hablaré otro día que me encuentre mejor.

 

 

 

 

 

 

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa