Las misteriosas huellas del paso de Anibal por los Pirineos, que todavía pueden observarse

  ANIBAL Y SU TODAVÍA HOY MISTERIOSO PASO POR LOS PIRINEOS. Sus huellas pueden verse todavía…si buscamos bien

 

 

Hablar de los Pirineos es hacer referencia a todo un conglomerado de enigmas y misterios, desde cuál era su verdadero nombre (en el dudoso caso de que lo tuviera) antes de que los griegos le llamaran tal como ahora lo conocemos, hasta saber donde se encontraba la ciudad que le dio nombre “Pyrene” la cual es ya mencionada  en el siglo VI antes de nuestra era, y que se supone que se encontraba en las cercanías del actual Cabo de Creus (Girona). Pero indudablemente uno de los arcanos que más tinta ha hecho correr en referencia a los enigmas históricos de dicha cordillera, es el lugar exacto por donde pasó el gran caudillo cartaginés Aníbal con sus tropas y sus elefantes.

Fue durante el transcurso de la Segunda Guerra Púnica ( 218-201 a.C.)en la que el formidable general púnico, llegó a tierras de la Península Itálica y tras  cuatro rápidas victorias  ( la última en Cannas fue la más famosa) puso en jaque a la mismísima Roma, aunque de poco le habría de servir, pues la estrategia romana acabaría venciendo al coraje púnico. Sobre las tropas cartaginesas que atravesaron los Pirineos y luego los Alpes, se tiene como fuente más exacta, la que nos habla de un ejército de 90.000 infantes, 12.000 jinetes y 37 elefantes africanos (algunos autores han exagerado la cifra y hablan de casi 200). A toda esta tropa, se han de añadir 8000 mercenarios íberos que se añadieron por el camino. A nivel anecdótico diremos que se cree que durante el paso de los Pirineos y las escaramuzas ocurridas con algunas tribus de la zona, perdió casi 20.000 hombres.

Mientras que su paso por los Alpes está “relativamente documentado” y solo existen dos dudas; las referentes a si los atravesó por Mont Genévre o el Col de l´Argen

terie, el camino ( o caminos) que utilizó para cruzar los Pirineos, son mucho más enigmáticos, y pese a muchas especulaciones aún no se sabe exactamente por donde pudo realizar su hazaña. Ante todo hemos de pensar que sobre la verdadera geografía peninsular apenas se sabe nada cierto hasta la segunda mitad  del siglo II a.C. en que como dice el catedrático de Arqueología Clásica Doctor  Antonio García Bellido, es a a partir del 133 a.C. ( coincidiendo con la caída de Numancia) cuando empiezan a llegar los primeros geógrafos e historiadores , concretamente griegos helenísticos, destacando Polybios, Poseidonios y Artemidoros los cuales empiezan a darnos unas noticias geográficas fiables, pues hasta aquel entonces, las referencias geográficas estaban a medio camino entre los rumores, el mito y la especulación.(1)

Se supone que al salir desde Cartagonova, Aníbal intentó llevar unidas sus tropas hasta llegar al río Ebro donde sus fuerzas se dividieron en tres grandes columnas. Hasta aquí los estudiosos están básicamente de acuerdo, pero a partir de este momento parece ser que ya empiezan las dudas, pues mientras los más “oficialistas” aseguran que no existieron pasos en los Pirineos hasta que los romanos  construyeron los tres famosos de Perthus ( por la Junquera), Canfranc ( por Jaca y hacia Olorón) y el Ymo Pyrenaeo ( en el camino de Pompaelo o sea Pamplona) y algunos un tanto dudosos como el Coll de la Perche en tierras cercanas al Segre, o el de Cerbere, otros estudiosos más heterodoxos aseguran que ya mucho antes los Pirineos eran recorridos por antiquísimos caminos de los que nadie conoce sus constructores, y que solo nos dejaron como huella, algunos toponimios. Uno de estos “viejos caminos” sería el de las “estrellas” que luego se cristianizaría con la advocación y el patronazgo de Santiago, y que recorre practicamente todo el norte peninsular.

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Uno de estos caminos o ramales “antiguos” y que muchos autores como  Joan G. Moragas o Josep María Bellvér creen que pudo ser el que utilizaron los cartagineses para atravesar los Pirineos, es el Capsacosta, que “oficialmente” se considera romano y un ramal de la Vía Augusta, que unía Cádiz con Roma. Algunos estudiosos aseguran y recientes descubrimientos como veremos más adelante parecen demostrarlo, que esta Vía del Capsacosta, fue “reutilizada” por los romanos, que se limitaron a aprovechar y lógicamente reconstruir una vía antiquísima que actualmente nadie sabe quien pudo trazar, aunque posiblemente sirvió para transportar la plata que se obtenía en las cercanas minas de Rocabruna. Según un trabajo publicado por Joan Godori  (VII Asamblea de Estudios sobre el Condado de Besalú) en tiempos remotos debió  de existir una unidad “cultural ganadera” ( citamos textualmente) que abarcaba todo el Pirineo ( del catalán al vasco) y continuaba hasta Galicia ( coincidiendo con el actual Camino de Santiago). Para su teoría se apoya en los estudios del filólogo Jordi Bilbeny que relaciona el radical “Mal” con el significado de “lugar donde podía protegerse el ganado”, algo muy parecido a la teoría del investigador Juan Luis Román del Cerro (El origen ibérico de la lengua vasca Editorial Aguaclara) que relaciona los toponimios “Mal” con el morfema ibérico “Nal”. Los tres estudiosos llegan a la conclusión de que estos radicales vasco-ibéricos quedan reducidos a los lugares donde se dio esta “cultura ganadera”.Indicaremos que en esta zona fronteriza entre la Garrotxa y el Ripollés, y junto a esa antigua Vía Capsacosta, aún pueden apreciarse algunos ejemplos ( Sant Martí de Solamal, o Torrent de Arçamala)

La teoría de que los cartagineses hubieran podido atravesar los Pirineos por un paso de poca altitud, más apto para sus tropas y sobretodo para sus elefantes,( más lógica que la más aceptada conforme habían pasado por las escabrosas montañas ceretanas,  teoría muy del gusto de los “científicos oficiales”) solo necesitaba de una prueba física, y así nos encontramos que prácticamente por casualidad, un payés del valle de Bianya ( Garrotxa-Girona), se encontraba recorriendo una zona tremendamente frondosa correspondiente al Puig Solana y conocida desde hacía años por un extraño megalito bautizado por los lugareños como Pedra del Llamp (Piedra del rayo) y que posiblemente se trate de un gran paradolmen, cuando al rascar involuntariamente con una herramienta de corte una pared de dicho megalito, descubrió que habían unas extrañas líneas grabadas sobre la piedra. No se podía casi distinguir que clase de símbolo había sobre la roca, pues estaba casi toda ella cubierta de líquenes. El hombre, de nombre  J. Clapera se interesó por el grabado, y cual no sería su sorpresa al ver que se trataba de un enorme elefante africano, que “alguien” había grabado en la roca. Del hallazgo se hicieron eco solamente algunas publicaciones locales o comarcales, y según un artículo publicado recientemente por Joan Godori en la revista gerundense “Bisania” (editada en catalán), “algunos expertos (citamos textualmente) inspeccionaron la gran piedra y como el hecho era insólito y no sabían que decir, pusieron la excusa de que el musgo había sido arrancado, lo que le sacaba importancia y que quizá lo había hecho algún pastor “aburrido” ” . sabemos que los elefantes solo se conocieron en Europa en tiempos históricos en dos ocasiones, una con el paso de Aníbal y otra durante los siglos VII y VIII en que al parecer había un grupo de ellos lógicamente importados, en la corte de Aquisgram. Sabemos que Carlomagno tenía algunos en su “colección particular”, y quizá en la corte del  rey taifa “Lobo” de Murcia, aunque no es seguro.

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Puestos al habla con algunos investigadores locales que nos pidieron no dar sus nombres, para evitar “chuflas” y problemas, nos enteramos que además del magnífico elefante que está situado en la cima de la montaña antes citada y bajo la cual transcurría la Vía de Collsacosta, en toda la montaña se encontraban grabados extraños de personajes que para nada encajaban en la cultura pirenaica, y nos acompañaron hasta una pequeña cadena de rocas en la que se puede apreciar perfectamente aunque muy erosionada, la imagen de lo que parece ser un individuo africano ( nuestros guías la conocen como la “Pedra del indi”, ( o sea la piedra del indio), en la que se aprecia un individuo con un penacho haciendo una ofrenda y en sus brazos parecen haber varios grandes brazaletes parecidos a los utilizados por algunas tribus africanas. No olvidemos que entre los mercenarios llegados durante la Segunda Guerra Púnica y que acompañaron a Aníbal, habían guerreros negros numidios ( los mismos que en la Tercera Guerra Púnica serían enemigos de Roma) y que la mayoría de los domadores o conductores de los paquidermos eran de raza negra. En una última nota publicada por Joan Godori en su artículo “La roca del llamp”  el autor comenta que los “buscadores de tesoros” han llegado al Puig Solana, con picos y azadas para “excavar” por su cuenta. Descartamos después de haber visitado varias veces dichos lugares, que puedan ser la obra de ningún antiguo bromista, pues aunque tanto el elefante como el “africano” están en la misma montaña, los separan casi 40 minutos de maleza y vallas electrificadas para guardar el ganado. Y lo erosionado de ambas insculturas, nos indican que su antigüedad debe de ser de cómo mínimo muchos siglos.

Las últimas noticias sobre el tema nos hablan de nuevos grabados en Can Punser, en la misma montaña, en la que nos han asegurado que se ven otras extrañas figuras, principalmente caras de aspecto “exótico”.

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¿Pasó Aníbal con sus elefantes por aquella zona más accesible de los Pirineos, o quizá solamente una parte de sus ejércitos, la más difícil a razón de los enormes problemas que debían ocasionar los gigantescos paquidermos? Creemos que unas excavaciones y un estudio sistemático por parte de los arqueólogos oficiales podría dar alguna sorpresa, y desentrañar quizá uno de los grandes misterios que guardan los Pirineos.

 

Miquel G. ARACIL

 

Para saber más ver: www.editorialbastet.com ( sección » Cataluña mágica»

 

  • La Península Ibérica en los comienzos de su historia. García Belido. Ediciones Itsmo (Madrid)
  • La Cataluña maldita. Editorial Bastet.

 

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa

La Barcelona templaria y sus secretos

La Barcelona templaria

El 23 de abril de 1134, los nobles barceloneses Bernat Ramón de Massanet y su hijo mayor concedieron a la Orden del Temple una buena parte de las casas, un trozo de muralla y algunas torres, con un pozo y un gran patio, en la zona conocida como Casas de Gallifá, muy cerca del desaparecido castillo de Regomir, el cual había sido construido aprovechando viejas fortificaciones romanas que quedaron obsoletas tras la invasión del caudillo árabe Almanzor el año 985, por lo que se decidió construir un castillo urbano. Los templarios decidieron edificar un poderoso enclave en aquella zona.

La superficie que ocupaba la influyente casa del Temple en Barcelona estaba delimitada de la siguiente manera: la fachada principal estaba situada en la actual calle de Templers,, que aún conserva su nombre, y descendía hacia la zona portuaria, teniendo uno de sus muros en la actual calle de Ataulf; el recinto era cruzado y con dos puertas a cada extremo y un gran patio en el centro, en lo que actualmente se denomina calle de la Condesa de Sobradiel . Si nos situamos en dicha calle podremos tener una idea exacta de las dimensiones de aquella casa del Temple; esa calle tiene exactamente la longitud de la posesión templaria, siendo el principio y final actuales de dicha vía, dos de las entradas al recinto de la Orden.

Siguiendo hacia la zona marítima, tenían un muro final, posiblemente fortificado, que tenía una pequeña puerta de acceso, la cual aún puede verse perfectamente, y es uno de los pocos indicios físicos puramente templarios que podemos ver en Barcelona. Se encontraba en lo que se conoce hoy como calle del Timó, una callejuela recoleta y sin salida.

La iglesia templaria original sigue allí, pero con algunas variantes respecto a cuando era posesión de la Orden. La entrada actual de la iglesia conocida actualmente como de Nuestra Señora de la Victoria, Santa María del Temple o del Palau, está en la calle Ataulf, donde en los siglos XIII-XIV existía el muro posterior de dicha iglesia.

Merece observarse la actual entrada a la iglesia y fijarse en el ajedrezado superior y en las dos ménsulas que aún pueden observarse en la puerta, todo ello auténticamente templario y que fueron trasladadas allí al realizarse el cambio de orientación de la puerta de entrada.

En el interior de la iglesia, de unos 26 metros de largo por 10,65 de anchura y las mismas medidas de altura, se han encontrado recientemente pinturas pertenecientes a los templarios, concretamente a ambos lados de la actual puerta, y que pueden verse si accedemos al interior del templo. En la parte baja de las columnas pueden verse extrañas figuritas esculpidas que parecen representar hombre y mujeres desnudos.

Sobre la orientación del altar de dicha iglesia se ha especulado mucho. Unos aseguran que estaba misteriosamente orientado al contrario que los templos cristianos, mientras otros opinan que en un momento dado, se desconoce cuándo, el altar fue trasladado, y el primigenio se encontraba donde hoy se pueden ver las pinturas murales y unas pequeñas hornacinas en los muros que servirían para guardar los vasos sagrados.

Este edificio pasa desapercibido; pocos son los autores que hablando del Temple en Cataluña hacen excesivo hincapié en dicha iglesia, y en algunos casos tan siquiera mencionan la existencia de las ménsulas que observan a centenares de personas a diario, y guardan para sí los secretos de la Orden.

Además de su casa principal, tuvieron también posesiones cerca de la urbana fortaleza conocida como castell vell (castillo viejo), en Montjuic, y muy posiblemente en el puerto medieval así como en el mercado cercano de Sant Pere de les Puelles.

También en el interior de la casa palacio que alberga el Archivo de la Corona de Aragón se guardan una gran cantidad de documentos del Temple. Uno de los más significativos es el ruego del maestre del Temple en Inglaterra a principios del siglo XIV, pidiendo a los templarios catalanes que se resistieran a las órdenes contra ellos del Papa y el monarca.

 

Pero surge una sorpresa…  ( para saber más  ver enlace  http://editorialbastet.com/15-guia-practica-de-la-cataluna-catara-y-templaria.html

 

Miguel G. Aracil

 

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa