El otro día viví una experiencia que, no por kafkiana me sorprendió.
Pero, como soy » gato viejo» ( perro viejo, si alguien lo desea) supe capearla, aunque me vinieron a la memoria un par de sucesos pretéritos que me enseñaron a no dar consejos , a menos que sea entre mi círculo más íntimo, que, entre los de dos patas y los de cuatro se pueden contar con los dedos de la mano.
La experiencia de hace pocos días fue a cargo de un «niño mimado» y consentido, aunque por su edad pronto peinará canas y, al que le negué un ¿consejo? ¿ favor? ¿ compincheo?
A mis sesenta y un tacos uno de mis mandamientos es que, una cosa es predicar y otra es dar trigo, o, si queremos puntualizar más, una cosa es dar un consejo cuando algo afecta a tu vecino y otra cosa distinta es cuando te afecta a tí mismo o los tuyos.
La del » niño mimado» la voy a obviar por reciente y, pasaré a comentar las dos pretéritas que me han servido de » guía» en otras ocasiones.
La más moderna, aunque tiene unos cuantos años sucedió en Barcelona.
Me reuní una tarde a tomar café, aunque en mi caso fue agua mineral, ya que no puedo tomar café, Cocacola u otras bebidas excitantes desde niño, con un estimado compañero al que conozco desde hace muchos años. Más de tres décadas y me quedo corto.
Mi colega, además de periodista de investigación y escritor ( aunque ahora anda cabreado con los editores, cómo muchos otros del sector) es además doctor en psicología, y profesor universitario.
Hablábamos los dos de cierto sujeto al que yo llevé a tribunales hace años por amenazas y difamaciones. Le cayeron al sujeto 21 meses de prisión y una sanción económica bastante fuerte que fue muy bien recibida por los que lo denunciamos ( otros no se atrevieron a denunciarlo)
Este sujeto y psicópata diagnosticado se dedicaba, además de amenazar, a llenar las redes con injurias y difamaciones de todo tipo
A mí, que soy declaradamente projudío, y casado con una mujer de origen judío catalán, me tocó la » etiqueta» de nazi.
A otros dos compañeros y colegas, uno de éllos es uno de los escritores españoles más vendidos a nivel mundial, les tocó el de homosexuales, aunque, doy fe que, ambos están felizmente casados y son padre de familia.
Y así, el sujeto y sus acólitos fueron difamando por las redes a todo quisqui. A mi amigo, el doctor en psicología también le tocó su » parcela» de insultos.
Ante su café y mi agua de Vichy le conté, no ya a mi amigo P, sino al doctor en psicología ( ciencia en la que poco creo, todo sea dicho) » Si supieras lo que me cabrea leer por esas mierdas de internet que me llamen nazi, exmercenario ( ¿¿¿¿¿¿¿¿??????????) u otras lindezas, me pongo hecho un diablo»
Mi amigo me miró y con calma profesional me indicó que, ante este tipo de cosas , de injurias e infamias, lo mejor, si no se podían denunciar ( cosa que yo sí hice) era «ignorarlas» ya que, en caso contrario, el que salía vencedor era el difamador, que me hacía pasar un mal rato….
Sí, P,. tienes razón, pero me cabrea mucho y me siento impotente de no poder partirle la cara.
«Tranquilo, Miquel», tú tranquilo, que ya se cansará»…Me dijo
Al finalizar sus buenos consejos me lo quedé mirando, y, le dije, no ya al doctor en psicología, si no a mi amigo de hace varias décadas: « Por cierto, P…de tí han soltado en la red que eres un…………………, que le pegaste a un policía un día que ibas borracho, que eres un…….» ( todo ello eran mentiras inventadas de la gentuza que iba injuriando por la red, queda claro)
Mi amigo se puso colorado y me dijo: « Ya lo sé, Miquel, ya lo sé…Si vieras lo que me cabrea cuando leo esas cosas por internet, me pongo de los nervios…»
Allí quedaba claro que, una cosa es predicar y otra dar trigo o, mejor todavía, que, las cosas duelen más en tu propia persona que en la de otra persona.
Hasta cierto punto distinto, pero igual de «ejemplar» fue el caso que me sucedió una tarde de primavera de hace 35 años.
J.H. y yo éramos bastante buenos amigos; jugábamos juntos en el mismo equipo de fútbol, buceábamos juntos y, hasta si lo miramos con mala baba, éramos » hermanos de leche» o, » hermanos de teta» ya que, J.H. se casó con la que había sido mi primera novia.
Por cierto, ese noviazgo sucedió cuando yo terminaba mi bachiller superior y quería ingresar en la Escuela Militar, lo que, por problemas o razones familiares jamás sucedió y, escogí el camino de » juntaletras» o «plumilla».
Por cierto, mi » exnovia» siempre me decía que ella se haría «enfermera militar»…Con el tiempo, y tras casarse con J.H se hizo militante del PSUC ( añejo partido comunista) » cocotera» y, lo peor de todo y con diferencia, proetarra o, por lo menos, » comprensiva» con el » grupo patriota vasco» cómo ella le llamaba..
A J.H. se le conocía en los círculos ¿ sociales? que compartíamos cómo » El gitano» ya que era de etnia gitana. o » el rojo» pues era militante del PCC ( el partido comunista prosoviético de Cataluña, Partit Comunista de Catalunya) y liberado de un sindicato muy «cocotero».
Nos llevábamos muy bien pese a la política.
Además, mi exnovia y mi esposa eran buenas amigas, por lo que, en ocasiones, tras los partidos de fútbol o el buceo preceptivos salíamos los cuatro juntos.
Incluso participamos ambos en diversas peleas ( eran otros tiempos y yo muy gilipollas) uno en defensa de otro . Aunque jamás en el terreno de juego ya que, me perece y siempre me ha parecido una estupidez pegarse por el fútbol y menos si no cobras apenas nada( al igual que lesionar al contrario, y eso que yo era defensa, en la banda derecha, claro, y muy bruto)
Una tarde de hace 35 años, en un campo de fútbol de Creixell ( Tarragona) al terminar el partido ( que perdimos, cómo casi siempre) fui con mi esposa, con J.H y su esposa ( y exnovia mía) a buscar mi Seat 127, al que llamábamos » Torete» para irnos a cenar.
Cuál no sería mi sorpresa cuándo, al ir abrir el coche con la llave ( no había mandos a distancia en esos tiempos) vi que había sido forzado y que me había » limpiado» todo lo que llevaba de valor en él. Lo peor de todo fue mi máquina de fotografiar Zhenit, una cámara rusa que era mi primera máquina réflex y que me había acompañado en mis primeros años de reportero fuera de España.
Me puse cómo mil diablos, ciscándome en todo y en todos, y, prometo que no bromeo, mi » amigo» J.H se me acercó y con voz paternal me dijo ( algo que recordábamos hace pocos días con mi esposa, que estaba delante ese día): » Miguel, te comprendo, pero piensa que, quien ha hecho » esto» debe de ser un pobre padre de familia, sin trabajo, desesperado, que, lo único que pude hacer en esta vida es robar para vender lo «mangado» y dar así de comer a sus hijos y su mujer. Tú te puedes comprar otra y, además os invitamos a cenar. No pasa nada, quizá más le duela al que te ha hecho el mangoneo».
No cenamos muy contentos, pero, la verdad sea dicha, la semana siguiente subí a Andorra y me compré una cámara de fotografiar Cosina, bastante mejor ( al menos eso creí en su momento) que la rusa Zhenit mangoneada junto a otras varias cosas.
Llegó el verano y, una mañana salíamos de bucear en mi neumática, a la que le puse un nombre muy » borde», sólo para jorobar políticamente a la gente que tenía por entonces de vecinos.
Mientras nos sacábamos los trajes de neopreno ( marcas Barragán y Cressy), cargábamos las botellas de aire ( bibotellas de 12 litros) y los reguladores, chalecos estabilizadores y demás artículos de inmersión en los automóviles, alguien, en un descuido, le » mangoneó» el traje entero ( los había enteros y de dos piezas) a J.H.
Apenas recuerdo haber escuchado jamás a alguien maldecir de la manera que J.H hizo ese día.
Desde » comerles los hígados», » pisarle la cabeza y cagarse en los agujeros de sus ojos», » cagarse en sus muertos requemaos» y otras » bendiciones» que, por hacerlas estas última en su lengua calé apenas entendí, salieron por sus labios, más colorados de rabia que la boina de un carlista.
Me acerqué a J.H y le dije, textualmente: « Tranquilo, J.H. eso es algún » parado» que no tiene «currelo» y necesita » parné» para dar de comer a su » ja» y sus » churumbeles»…yo pago el vermut esta mediodía»…
Poco después vino la famosa frase del político Alfonso Guerra y, haciendo caso de lo que dijo el señor vicepresidente, mi familia y yo cambiamos de aires ( Cap de Creus, por suerte) y yo colgué las botas de fútbol
Lo último que supe de J.H es que, se jubiló bastante joven ( chollazo), con una estupenda pensión, y que hasta hace poco era algo importante entre los grupos procastrista que corrían por España.
A su esposa ( y exnovia mía) le veo en ocasiones en el facebook, normalmente lanzando consignas políticas e incluso nos intercambiamos algún privado ( sin que lo sepan J.H o mi esposa, claro) recordando algunas noches en las dunas de arena de Torredembarra, mientras sonaba en una casette música de Pino Donaggio, concretamente » Pero anoche en la playa«…
Lo que queda claro es que a J.H, buen chaval donde los hubiera, que me » volaran» mis cosas le pareció » excusable» y hasta «lógico», pero que le birlaran su neopreno ya era razón para tirar de la » faca» y «marar» o » tasabar» al «choraró» o » dandé» que lo había hecho
Y es que, una cosa es predicar y otra distinta es dar trigo, o, si se quiere, no es lo mismo que te metan el dedo en un ojo que ver a otro cómo se lo meten
Por eso tal vez, no me gusta dar consejos ni que me los den
Sean ustedes felices que me voy a ver el Barça -Sevilla y que, por encima de todo las aficiones sean civilizadas.