Desde el 9 de marzo que me cambiaron la medicación para el glaucoma, que me iba perfectamente desde hacía doce años, las he pasado muy negras…perdón, muy putas, que hora toca cogérsela con papel de fumar en algunos temas.
Picor de ojos, supuestas conjuntivitis continuas ( pese a dos meses y medio con antihistamínicos), los ojos muy rojos ( mira, a mí eso de » rojo» cómo que no me va…con todo los respetos), sensación de arenillas en ambos ojos…lágrimas que harían la competencia a un culebrón venezolano.
Tras varias visitas a dos hospitales ( uno de ellos de urgencias) de oftalmología de la Inseguridad Social catalana ( Cat-salud) dónde, será por simple casualidad, no te tenido la oportunidad que me visitara un médico español ( no es racismo, es sencillamente real y guardo los impresos) he llegado a la conclusión que, el medicamento que desde ese mismo día me habían recetado ( gotas cada noche en ambos ojos) me producía esas molestias constante en la visión
Tras buscar en internet ( vademécum) he podido comprobar que así era.
He decidido ir a la Inseguridad Social ( daba la casualidad que mi médico de cabecera estaba en urgencias. Tras tenerle que soltar un ¡¡váyase usted a la mierda» ( en catalán) a la funcionaria-robot que tomaba nota, pues me decía que volviera el próximo lunes, me he sentado, con los ojos llorosos y doloridos de tantos meses, en la sala de espera.
Apenas un minuto después entraba un ciudadano pálido en una silla de ruedas…Cuando me ha mirado se ha puesto todavía más pálido que la teta de una monja de clausura.
Se trataba de un colega ( que no amigo, ni tan siquiera compañero), ex director de la revista Karma 7 ( hubo varios en dicha cabecera en la que estuve bastante tiempo) y he pensado que, tenía suerte dicho colega ( de profesión) de estar en urgencias y él en una silla de ruedas.
Con pericia de hombre avezado en sillas de rueda ha girado en redondo y, acompañado de su pareja, ha girado su alopécica cabeza para no verme…Otro día a » solanas» ya nos saludaremos, que hay cosas pendientes desde hace décadas.
Por fin me ha atendido mi médico y, tras comprobar ( por decírselo yo, no por que ella sea un Premio Nóbel de Medicina) que uno de los excipintes de aquella gotas era un derivado del aceite de ricino ( no es broma) me ha vuelto a dar una medicación más civilizada.
Cabreado, dolorido, pero ya más tranquilo he decidido ir a ver a mis nietos de cuatro patas y a mi hija, que estaba en su despacho privado trabajando ( social media, aunque también es periodista de profesión)
De regreso, y viendo negros nubarrones en el cielo, he decidido regresar a pie. Me encanta la lluvia
Cerca de la Plaça de Espanya-Gran Vía se me acerca un sujeto que, me entrega un impreso publicitario de una máquina la cual, según ponía en el panfleto: » curaba desde la celulitis hasta el dolor de espaldas, lumbalgias, ciáticas y cefaleas «.
Me lo he quedado mirando y, lo he mandado a la » concha de su madre».
Ha sido entonces cuando me ha venido a la cabeza cierto timador y ¿ parapsicólogo? al que conocí durante muchos años.
Se me olvidaba, también era pseudopsicólogo, lo que le costó más de un disgusto por intrusismo profesional.
Por estar muerto evitaré dar su nombre, aunque, en el » mundillo » catalán es fácil de saber quién era.
Aquel » científico» tenía en su ya histórico centro de » parapsicología y terapias, y, radiónica» una pirámide » radiónica-curativa»
Se trataba de una gran pirámide de cobre de la que surgían media docena de cables tipo electrodo dactilar.
La gente, pagando mil pesetas de entonces ( hablo de unos 26-28 años) podía sentarse diez minutos, con uno de aquellos sensores en el dedo, y » curar» así sus dolencias, gracias al » poder curativo de la gran pirámide radiónica» . Recuerdo que, una tal Joana incluso llevó a su perrito a la » Timoterapia» pues tenía artrosis el pobre can.
Por aquellos tiempos, en el mismo local o centro, se publicaba una revista de » misterios» que tuvo tres directores distintos. Uno serio , otro un pobre diablo lleno de tristes verrugas, y el tercero un sinvergüenza profesional y con un ego patológico.
Yo iba bastante por allí, junto al director » serio» ( casi un adolescente en aquellos tiempos); un estupendo fotoperiodista que era amigo de ambos y que, ahora ocupa cierto puesto en la Generalitat, pues es » nacionalista de toda la vida», aunque lo conocí muchos años y era un jefazo, pero jefazo, de los falangistas catalanes.
Un día, o más bien una tarde-noche, el exmando falangista ( y ahora de la » ceba» de toda la vida) y yo, nos acercamos a la «milagrosa» pirámide radiónica y, con los destornilladores de cruz que ambos llevábamos en nuestras sendas navajas ( yo una Victorinox y el exfalangista una Aitor) desmontamos los tornillos que tapaban la maquinaria de la » milagrosa» pirámide…
La abrimos por debajo, con mucho cuidado y, pudimos observar ¡¡¡oh, milagro!! que la maquinaria de aquel sofisticado y supertecnológico invento terapeútico lo formaban…varias pastillas de plomo de los que usamos los buceadores para compensar la flotabilidad de los trajes de neopreno…
No diré lo que hicimos el fotoperiodista ( muy bueno en su profesión, doy fe de ello) y yo, pero, lo que quedó claro es que, por un lado hay gente sin escrúpulos y que, no se paran ante las penurias sanitarias ( o psicológicas por no decir psiquiátricas) de algunos y que, cómo dijo el jefe indio » Caballo Borde y Facineroso y cuando más viejo más cabrón«. » Mientras haya burros, los listor irán a caballo por las pradera del Gran Manitú»
Sean ustedes felices y, vayan con cuidado con ciertas » terapias» y » terepeutas», que alguno tiene menos escrúpulos que el psiquiatra de «Jaume» ( por hacer país, que ahora es obligatorio) el Destripador
Carpe Diem