Siempre he pensado que, ser escritor a nivel profesional en España ( o lo que queda de ella), es, tras ser prostituta, o más bien dicho, » trabajadora del sexo» ( recordemos que nos la hemos de coger con papel de fumar) la profesión que más anécdotas te puede dejar en tu vida profesional.
No voy a entrar en las muchas experiencias, buenas, malas o regulares ( cómo nuestro tábores–no tambores– de Ceuta y Melilla) que, en 31 años de escritor ( otra cosa es la labor periodística, que se remonta a varios años antes) he ido coleccionando a lo largo de casi tanto libros publicados cómo años hace que corro por este maltratado planeta llamado Tierra.
Entre las que son más recurrentes hay algunas que se repiten con cierta constancia
Las últimas que citaré, son para desgracia de mi presión arterial, ya de por sí alta, pese a la medicación las peores y existen.
Suceden al terminar una charla, presentación o firma.
La primera es la que te encanta ( por razones fáciles de imaginar) pues se acerca una persona para que le firmes un ejemplar de tus libros. Hablas con ella, sonríes, comentas y, quedas contento, ¡¡¡¡son los mejores!!!. Los estimados y estimadas lector@s de siempre
La segunda, menos abundante por fortuna, pero existente, es la que te viene, te pregunta varias cosas sobre el libro y, finalmente, tras tocarte lo que no suena…se marcha sin comprar libro alguno (tocawebs en idioma suhajili)
La tercera es la que se conoce cómo del «morro duro» y, aunque parezca una broma existe; es la que se acerca y, sin decir ni ¡¡hola!! ( generalmente son poco educado@s) te pregunta a machamartillo: ¿ en qué biblioteca pública puede pedirse este libro para préstamo?…
Aunque hay diversas especies de «morro duro», por lo general son gente joven ( lo que no quiere decir, ni mucho menos, que todos los jóvenes son así, en absoluto, pues los hay de normales e incluso algunos que, cuando ven un libro les coge el síndrome de » Sergio Ramos»
La cuarta es la peor y, por suerte aparece en pocas ocasiones, aunque existe y habita en ciertos lugares, normalmente en lupanares con sus madres. Es la que, y prometo que es cierto, pues hasta por email me los he encontrado, te pregunta : ¿ oye, dónde ( el tuteo de este modo jamás me ha gustado, me pasa cómo a mi famoso y admirado colega de Cartagena y «padre» de Alatriste) DÓNDE PUEDO DESCARGARME GRATIS TU LIBRO…
Prometo por mi honor que no es una invención…Me he encontrado con esta especia en varias ocasiones.
La respuesta ya depende cada autor. Yo,. que no colecciono amigos que digamos y Job me cae muy mal, pues respondo » a mi manera»
Es que, aunque nos pueda parecer extraño, los escritores profesionales españoles, o sea unos seres de carne y hueso que comen cada día, incluso aman ( en todos los sentidos) odian, hacer sus necesidades y se duchan, también merecen ser recompensados por SU TRABAJO…al igual que un mecánico, un dentista o un taxista…
Pienso hace muchos años que, tanto a una parte del pueblo llano, pero llano…llano ( el que sólo se levanta para decir chorradas), así cómo a los de » arriba» ( sean de derechas, izquierdas, separatistas o «animadores del «hemicirco» ¿ o es hemiciclo? ) les interesa más bien poco que, en nuestra maltrata Piel de Toro, quizá mejor de Cabra por lo que veo últimamente, los escritores se dediquen a ser » chaperos» o recoge colillas, ya que, cuánta menos cultura más maleable es un pueblo…
Creo que ya lo dijo el indio Jenórnimo ( un tipo decente que, era la suficiente elegante cómo para no ir con rastras a los consejos de la tribu). Y, si no lo dijo el apache chiricahua, lo digo yo.
Bueno, les dejo, que me voy a buscar una mapa con la situación de los contáiners, para ir haciendo prácticas para cuando esté jubilado
http://www.lavanguardia.com/cultura/20160116/301440454201/estado-jubila-escritores.html