No sé cómo definirme:¿ bueno; gilipollas o, borde perdiendo facultades?

He dicho en diversas ocasiones, incluso públicamente en radio u otros medios que, «prefiero que me tengan por borde que por gilipollas».

Hoy no sé cómo sentirme

En el edificio donde tenemos despacho, editorial y demás existe un servicio de vigilancia y recepción desde las 7,15 de la mañana hasta las 22 horas.

Funciona por turnos de mañana y tarde.

El personal lleva bastantes años y, dependiendo de quién esté de turno hago que me llamen Miguel y con tuteo y cierta confianza o Sr. Miguel o Sr. Aracil, siempre con el usted por delante. Sé, lo he dicho antes, que con ciertas personas vale la pena marcar las distancias, aunque parezca un poco borde. Queda muy feo pero así lo pienso.

Todo va perfecto en el edificio ( vecinos, comercial y despachos) en este sentido.

La seguridad y similares de todos aquellos edificios la coordina un hombre con el que me llevo muy bien; militar de carrera (no he acabado jamás de entender dicho pluriempleo, pero tampoco me interesa)

Los problemas llegan con el verano y, cómo es lógico, el personal fijo de recepción-vigilancia se va de vacaciones, haciendo turnos y, teniendo cómo refuerzo de dichos turnos a los llamados » suplentes». Con contratos que, supongo, son de pocas semanas y, cobrando el típico » sueldobasura» tan español desde hace tiempo.

De hecho creo que, hasta los uniformes, desde el calzado hasta el grueso cinturón, tipo «bonito» del ejército se lo han de comprar ellos.

Cada verano me horrorizo al pensar a quién colocarán para las suplencias. El pasado verano apareció un sujeto, ya mayor, más o menos de mi edad , de los que no podías esperar discusión alguna, ya que, directamente se ponía a dormir en su garita, con las pantallas de vigilancia delante y encendidas, y, soñando muy posiblemente con sus preciosos Andes, de donde, sin ningún tipo de dudas era originario ( después me lo confirmaron)

Lógicamente tanto yo, cómo de unas conocidas oficinas del edificio, de hecho son los propietarios de casi todo en la zona, hicimos la queja correspondiente y, el señor andino fue relevado por otra persona, que tampoco era cómo para darle propinas ( ya pagamos mucho mensualmente por dicho servicio) pero por lo menos no dormía descaradamente en su puesto laboral.

Este año vi con placer que, en el servicio de «Suplencias» y haciendo más horas que un reloj, habían colocado a una persona del país, ya que, su nombre, típicamente valenciano y «papal» ( pero sin venenos) así lo indicaba.

Cuando me lo presentaron pude ver inmediatamente que se trataba de un hombre joven, de apenas 25 años ( 23 me dijeron) alto, empalagosamente educado, pero, que, saltaba a la vista que, su C.I debía de ser muy bajo, pero mucho. Y, lo digo con todo mi respeto, pues muy malo se ha de ser para «bacilar» con algo tan serio.

Conozco varios casos de empresas que, contratan personas con problemas psicológico o una inteligencia muy limitada para pagar todavía menos o, por algún tipo de subvención. No entro en el tema por desconocerlo a ciencia cierta ( más o menos) y ser algo muy delicado.

El miércoles, antes de marchar le dejamos un paquete grande con material de trabajo ( libros de la editorial) que debía venir a recogerlo una persona con nombres y apellidos, los cuales constaban perfectamente en el paquete.

Se le avisó claramente que, la persona que vendría a buscarlo debía identificarse con nombre y apellidos.

Cuán no sería mi cabreo cuando, poco antes de marchar nos enteramos que, el «suplente» había entregado dicho paquete a alguien que entró en la escalera y, tan siquiera se identificó. Al mirar las cámaras de seguridad nadie supo identificar al individuo, que, además se llevó otros paquetes de otra empresa del mismo edificio ¿lo vigilaban y aprovecharon la poca » astucia» o » inocencia» del pobre chaval? ¿pequeños delincuentes?

Lo amonesté seriamente y le dije que le daba hasta hoy lunes por la tarde para recuperar el paquete o, en caso contrario pediría que se lo descontaran de su sueldo.

Hoy, con el cambio de personal a las 15 horas he bajado y le he preguntado por el paquete. El chaval, bastante alto temblaba y, apenas podía hablar, pues estaba muy confundido. Me ha dicho que me pagaría el valor del paquete…

Aunque en un principio había pensado cobrar el importe neto de su contenido, he creído que, aunque no fuera mucho el importe, sería un «palo» para su, supongo, paupérrimo sueldo de EXPLOTACiÖN humana…

Le he reprendido, y, seguidamente le he dicho que no quería dinero, y que, tan siquiera haría una queja a sus jefes-explotadores, pero que, aquello le sirviera de ejemplo para que, en otra ocasión estuviera alerta y, se tomara su trabajo más a pecho y con más responsabilidad ( si puede claro).

Mientras el chaval me daba las gracias y me pedía disculpas por su » mala praxis» ( las palabras son mías, lógicamente), yo me preguntaba si había obrado bien o mal:
Si en lugar de ser un buen » boy scout» ( S.L.P.S.) hubiera sido mejor hacérselo pagar. No por el dinero, que, como en otras ocasiones, hubiera ido a una protectora de animales o similar, pero sí cómo ejemplo y lección ( el bolsillo siempre duele) para otra ocasión.

Sigo con la duda, pero, de lo que estoy convencido es que, SI UNA EMPRESA SE APROVECHA DE GENTE CON LIMITACIONES para pagar menos, son sin duda unos verdaderos HIJOS de PUTA.

Se tiene que ayudar a quiénes tienen este tipo de limitaciones ( salta a la vista con sólo hablar con ellos)pero, SIEMPRE mirando qué trabajo se les da, y, así mismo, que no sean explotados por cuatro perras.

En los EEUU en la década de 1860 murieron casi un millón de personas en la llamada Guerra de Secesión, supuestamente ( que yo no trago ) para abolir la esclavitud.

Este noche me volveré a plantear si he obrado bien o mal.

Lo que estoy convencido es que, si le cobro o hago una queja a sus superiores no hubiera dormido bien esta noche.

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa