La mejor escuela para idiotas: Los tópicos políticos y religiosos

A mi edad he conocido gente mala de toda ideología; y gente buena de CASI toda ideología.

Pero hoy hablaré de “El Cura”.

No me refiero a cualquier cura, me refiero a “nuestro “ cura; al que tenemos de vecino.

Lo de llamarle “El Cura” no es peyorativo ni admirativo, sencillamente es que dicha persona decidió cursar su carrera en el seminario, para mayor gloria de Dios, y ha dedicado parte de su vida ( en sueños desconozco cuál es su mundo y sus creencias) al Señor (al suyo, claro, pues yo ni tengo señor ni vasallos)

 

Debo decir en su favor, que en su culpa ya lo diré más tarde, que es uno de esos “curas casados”. Lo que me parece lógico y muy loable.

 

¿Acaso no son varones y segregan testosterona?

 

¿Acaso como cualquier varón no necesitan dar rienda suelta al fornicio que, en este caso, al estar casado por su empresa, la Iglesia, no es pecado?

 

¡¡¡Pues claro que sí!!!

 

De hecho pienso que la Iglesia, o acepta que los sacerdotes se casen o, en pocas décadas ponen el cartel de “cerrado por falta de personal”.

Si el “closed” se alarga será gracias a que, en varios siglos oscuros, yo diría que desde el siglo IV, tienen el mejor Papa que pudieran tener.

 

Esperemos que no le suceda cómo al papa Juan Pablo I…que murió misteriosamente en poco más de un mes de papado liberal…

 

Pero dejemos al Estado Mayor de la Iglesia y vamos a nuestro “Cura”.

 

Se me olvidaba, de la misma manera que admiro a los sacerdotes que se casan, sería partidario de cortarles los testículos a los muchos curas, monjes, obispos y de aquí para arriba que son dados a la pedofilia. Lo más repugnante que puede llegar a ser un ¿humano?

 

A nuestro “Cura” lo conozco y somos vecinos desde hace treinta años.

 

Estaba escrito que no podríamos llegar a ser “amigos” por varias razones, y no precisamente religiosas. Que los ateos también somos buena gente, aunque sin duda iremos al infierno junto a los banqueros, las putas, los pajilleros y los que no dan limosna a la hora de ir a misa.

 

Es que lo “nuestro” era y es muy difícil.

 

Él es de izquierdas (lo que me parece  muy respetable, conste en acta), independentista ( separatistas, ceballot, ignaçi, soberanista o cómo quiera cada cual definirlo) lo que ya me gusta mucho menos ( problemas de alergias desde chaval), y, encima , y eso si que no se lo perdono, no soporta a los animales. Hasta el punto que, hará unos quince años sus hijos le regalaron un cachorro de pastor alemán y lo echó de casa en apenas dos semanas ya que, según el “Cura”, se le tiraba encima y lo hacía caer ¿?. ¡¡¡Ya se sabe, los animales no tienen alma, como los ateos, y fornican sin estar casados!!!

 

Con ese “historial” era difícil llevarnos bien. Bueno, de hecho no se lleva muy bien con casi nadie de la escalera.

 

Las relaciones más “íntimas” que hemos mantenido ha sido cuándo, al encontrarnos en el ascensor, sin tener tiempo de darnos con la puerta en las narices (que es lo más habitual que suceda) hemos tenido que subir juntos

 

En esas escasas ocasiones nos intercambiamos algo muy parecido a un saludo moviendo la cabeza, muy similar al que hacen los caballos y los asnos para asustar a las moscas.

 

Siempre me he preguntado si ese gesto, muy habitual entre los seres humanos que se saludan si tener ganas, quiere decir: “que tengas un buen día” “Carpe Diem” o bien “que te joda un erizo de mar un día que tengas almorranas”.

 

Sea cómo sea, él es el “Cura” y muy de izquierdas, y yo todo lo contrario.

 

O sea, según los tópicos, yo soy el “malo” y él es el “bueno”. Sólo faltaría el “feo”, papel que reservo para Rouca Varela, que en su ático descanse.

 

Pero algo deben de fallar en los tópicos, excelente escuela para cretinos e idiotas cuando, algunas situaciones parecen demostrar que, al menos a veces, los tópicos fallan más que una encuesta hecha por un partido político o un medio de comunicación subvencionado ( esté situado en la Vanguardia o la Retaguardia…).

 

Hoy, cuando subía a mi casa, la mujer de seguridad y vigilancia del edificio (hay dos turnos por día, uno con una vigilante guapa y otra con una “ menos guapa” para no ser burdo y llamar “ fea” a una fémina) asomando su uniformado cuerpo desde la garita me ha dicho: Señor Miguel, qué frío hace, tengo mucho frío, tóqueme la mano y verá.

 

Yo, que soy el malo de narices, he subido corriendo a mi casa y le he pedido a mi esposa que le hiciera un café con leche. El cual, seguidamente le he bajado.

 

Le iba a decir que, si se encontraba mal se marchara a casa, que uno es malo, malo, pero en ocasiones es “menos malo”.

 

Pero mira por dónde, ha llegado el “Cura” con su señora esposa y, mientras él se tocaba los testículos (decir pelotas es feo y pecaminoso) en la puerta del edificio y miraba píamente, su cónyuge le ha entregado el carro de la compra a la pobre encargada de vigilancia para que se lo subiera hasta el ascensor.

 

Y, la pobre vigilante, no ha tenido más remedio (aunque no es su obligación) que , emular a los antiguos obreros ( que no esclavos) egipcios y darle al músculo para “ tirar” del carro cómo si de asno o burra se tratara.

 

Y es que, en ocasiones los malos somos menos malos, y los buenos menos buenos…Es lo que tiene los tópicos.

 

Para terminar, no vayan a creer ustedes que sólo mi vecino “El Cura” menciona, en su gran bondad humana a Dios en todo momento. Yo, aunque menos, también lo hago en ocasiones.

Cómo por ejemplo cuando me entero que un niño o niña ha muerto o ha tenido una desgracia fatal; cuando veo un gato o un perro reventados en plena carretera; cuando estoy intentando clavar un clavo y se me escapa el martillo, dándome bien fuerte en un dedo…

En esas ocasiones (y en otras) también me acuerdo de Dios y lo menciono, aunque, de forma distinta al “Cura”.

 

Pero para eso él es el bueno y yo el malo. Los tópicos lo dicen bien claro, y, los tópicos no pueden fallar ¿o sí?…

 

Supongo que depende del C.I. de cada cual

 

Que sean ustedes felices.   

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa