Humanos que se creen dioses por su ego enfermizo

Humanos que se creen dioses y, humanos que se comportan como tales: Miserias y grandezas de algunos humanos.

 

La tarde del pasado viernes, casi anocheciendo, estaba cómodamente sentado en el porche de madera de un bungalow, previo pago y alquiler , y propiedad del primer político de Convergencia Democrática que fue al “talego” por chorizo y blanquear dinero

Había salido de bucear, la segunda sesión de buceo en un día, y, descansaba tras dos semanas y media de enfermedad, hospitales (con todo su tercermundismo) y sufrimiento por la mala salud de mi esposa.

Me sentía bien.

Mi esposa, con los brazos que parecía un cartel de “Podemos” de tanto morado dejado por las vías inyectadas durante diecisiete días estaba cómodamente sentada en una silla leyendo la última novela de mi paisano Carlos Ruiz Zafont.

Yo daba gracias al Destino, pues no hay nadie más al que dar las gracias, si exceptuamos algún médico (incluso vimos uno era español) y varias enfermeras por haber acabado (de momento) todo bien.

Incluso celebraba, junto a un malísimo “Moriles” comprado en la cadena “Día” ( nunca más) que ese viernes se cumplían los diez días que, por “motus propio” había abandonado para siempre la medicación que estaba tomando desde que, a finales del pasado mes de agosto me diagnosticaron una desagradable enfermedad que me dejó hecho una mierda ( perdón por la expresión, pero, como es sobre mi mismo la utilizo y punto) y, según los médicos que me llevan, ahora llevaban, no podía dejarla hasta cumplir un año del tratamiento.

He decidido practicar la “autocracia-terapia” y, de momento me ha ido fetén.

Pensaba, acompañado por el suave rumor de las olas, muy ligeras, pues soplaba aire muy flojo del noreste, en una serie de amistades, incluso en su momento amigos, que, al hacerse famosos, sea en el mundo literario, televisivo u otros, se han endiosado hasta confundir su persona  con cualquier habitante del Olimpo.

Dejé el tema, pero me vinieron a la memoria algunos a los que algún día dedicaré un monográfico en mi blog.

Hoy, viniendo del Cat-Salud, de mandar literalmente a tomar por saco a la médica de mi esposa, por ser más funcionaria-lacaya-prorecortes, que médico y ponerse borde y, para BORDE yo, y más ahora que estoy recuperado y más chulo que el “Felipe” de la Verbena de la Paloma, pero a la catalana , me he encontrado con el periodista más periodista que conozco. Y mira que son decenas  o quizá centenares.

“Capo di capos” de la redacción de la para mi más importante agencia de noticias de España ( delegación Cataluña), veinticinco horas al día periodista, aunque el día tenga sólo 24 horas, y con contactos entre lo más granado del mundo político y social del territorio, es campechano desde que se levanta hasta que duerme, suponiendo que duerma, ya que, muchos pensamos que sufre de asomnia y vive en la redacción.

Incluso mi hija, que acabando periodismo fue becaria en dicha agencia, con el placer de quién esto escribe de ver que su hija estaba bajo las órdenes de un gran profesional y amigo desde hacía años, también creía que dormía con un ojo cerrado y el otro redactando o corrigiendo.

A mi estimado colega y amiguete de muchos años jamás le escuchas ningún tipo de endiosamiento, ni el más mínimo.

Curioso si lo comparas con algunos pseudodiosecillos que, “mueren” por chupar cámara en TV y tener sus “segundos de gloria” ya que, algún director de programas tiene tanto ego ( proporcionalmente opuesto a su cultura) que ni los deja hablar un minuto entero en su patético programa.

Qué diferencia entre el humano que pudiendo ser un poco “ dios” en su profesión, se comporta como una persona afable y cercana, y el diosecillo que, por ego o por devoción a san Narciso hace el ridículo siempre que puede, tal vez sin darse cuenta.

Conozco GRANDES personas, en algún caso personajes públicos, que, no solamente odian y huyen del endiosamiento, sino que, siempre que pueden rechazan permanecer en el Olimpo y, se conforman con ser un mortal más…Pero un GRAN MORTAL, que siempre, por muchos años que pasen y nos dejen, siempre los recordaremos como  grandes seres HUMANOS, no cómo “pequeños  pseudodiosecillos anarcisados”

Voy a poner un simple ejemplo que me quedó grabado en la mente

Sucedió un fin de semana a finales de febrero del año 1986.

Lo recuerdo pues mi esposa había dado a luz a mi hija mayor  el día 2 de ese mes y andábamos con la cuarentena y yo más caliente que Sevilla en plena canícula; y, por haber tenido un “susto” por dicho motivo ese mismo fin de semana (las hay muy putas y que gustan de “trepar”  a cambio de hacer trempar, cueste lo que cueste)

Estábamos en una pequeña localidad, en un congreso internacional.

Los ponentes éramos el psiquiatra y gran informador Dr. Fernando Jiménez del Oso, el número UNO y sin competencia del “mundillo del misterio”, el escritor y profesor de química Sinesio Darnell, el último jefe de sanidad militar que tuvo España en la excolonia de la Guinea española, del que no recuerdo su nombre, el escritor y esoterista Joan Muñoz Badía, “profesor Léster” y 4 o 5 ponentes más y lógicamente quien esto escribe.

 

El presidente del congreso, y ex ”padrino” mío de bodas mandó montar en el gran hotel una mesa para los ponentes y sus acompañantes, otras treinta y tantas para los  asistentes o “paganos” a dicho congreso, y, sobre una tarima, como si se tratara de un decimonónico catedrático, puso una mesa para dos, con flores y parafernalia panegírica para sentarse el presidente y Fernando Jiménez del Oso.

 

Recuerdo que, al entrar el primer día al comedor para yantar ( que no llantar), hablando con Fernando sobre los esqueletos de gigante encontrados en Prulláns ( estaba yo metido en ese libro que debía salir pronto) y tratando de sacarme de encima a la “trepa” (muy atractiva por cierto, y muy p…) que le acababa de presentar a Fernando, éste se quedó mirando aquel “altar” a los “dioses del Olimpo” dónde, se supone, debían sentarse el “señor presidente” y el popular y sencillo Fernando.

Cuando el psiquiatra y escritor madrileño preguntó qué era aquello, y supo la respuesta, puso esa mirada que podía acojonar, si se me permite la licencia literaria,  a cualquiera y le soltó un zasca a mi “expadrino” de bodas.

Sin decir nada más, se dirigió a una mesa cercana donde se hallaban sentadas varios asistentes al congreso y, tras preguntar si había alguna silla libre se sentó con esas personas a comer ( con la “trepa” revoloteando por su alrededor para ver si podría “chupar” cámara…aunque fuera a cambio de “chupar” otra cosa si era menester)

Aquel día, Fernando dio un ejemplo del SER HUMANO con mayúsculas que quiere seguir siéndolo y que se aleja de cualquier Olimpo que, sólo es agradable para ciertos sujetos (y sujetas) que necesitan de la devoción de los otros, tal vez por ser, en el fondo, simples criaturas que, ya no han nacido para ser dioses, siquiera lares, sino para buscar ser el centro de atención a cualquier precio, aunque sea a cambio de hacer el ridículo ( sin darse cuenta en ocasiones)

 

La sencillez de algunos refleja su GRANDEZA, el ego de otros y otras, su miseria humana.

 

 

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa