El día que murió la Duquesa de Alba, o, qué fácil es criticar.

El día que murió la Duquesa de Alba, o, lo fácil que es criticar a los demás.

 

Para empezar diré que la muerte de la Duquesa de Alba, a nivel personal me importa un carajo.

Era muy mayor y, la muerte, cómo el defecar, es de lo poco que, por suerte nos iguala a pobres y ricos.

Alguno que no me conoce bien me podrá tirar en cara que, autodefiniéndome como monárquico desde mis tiempos de estudiantes, y eso fue poco después de terminar la Edad Media, no me afecte la muerte de tal aristocrática dama.

Pues no.

Lo peor es que tendré que aguantar muchas horas de su “aristocrática defunción” en algunos medios…No todos, claro, que el TV3 y sus sucedáneos, oficiales o subvencionados, seguirán dando la vara con el N-9, la querella al Más ( no me apetece llamarle ni president, aunque lo sea, ni señor) y su proselitismo habitual y cansino.

 

Pero, dicho esto, y aclarado que no me saltan precisamente goterones de lágrimas por lo ojos, paso a defender a dicha señora que, tuvo fama de liberal y de hacer lo que mandaba y manda la Ley de Botta…lo que a uno le rota.

 

Esta tarde he escuchado en TRES ocasiones agente que reprochaba a la finada el “haber vivido cojonudamente, habiendo tanta miseria”.

 

Vamos a ver, “tontin@s”, pues sin duda lo son, además de hipócritas ( que es peor) y envidiosos.

 

Personalmente, si descontamos al presidente del Uruguay, SEÑOR, en mayúsculas, José Mujica, no conozco a NADIE que, pudiendo vivir muy bien se haya resignado a vivir muy mal.

 

Si yo, por suerte fuera millonario, ni escribiría por cuatro chavos en ciertas publicaciones; ni escribiría en ciertas editoriales, ni tendría que ir persiguiendo a ciertos editores morosos, que abundan, que no te pagan si no te cagas en quien no crees… y ni así.

Aunque no dejaría de escribir pues no puedo hacerlo anímicamente… Lo llevo dentro.

 

Si yo fuera millonario, cosa que me alegraría más por mi esposa y mi hija que por mí, la verdad, me pegaría una gran vida. Sí, y sin duda daría dinero para proteger mi gran pasión: LOS ANIMALES. Y, tal vez ayudaría, si realmente lo necesitaba, alguna amistad, pero pocas y MUY NECESITADAS.

 

Pero si alguien conoce a una persona que, siendo millonaria  viva como un anacoreta, que, o bien le recomiende un buen psiquiatra, o se trata simplemente de un tacaño. Y, de tacaños, aunque conozco varios, alguno cercano, el único que me cae bien es el Tío Gilito, y más por ser familia de mi adorado Pato Donald

 

Qué fácil es criticar; qué fácil es predicar, pero qué difícil es dar trigo.

 

No me alargo más, que tengo ganas de ducharme y tomarme una birra.

Me despido con un: Doña Cayetana, o Duquesa de Alba ( lo de señora lo dejo, pues para mí todas las mujeres son señoras o señoritas hasta que demuestren lo contrario) olé sus ovarios. Disfrutó de su larga vida, y eso, es muy importante, ya que, al menos para mí, después sólo hay cenizas o gusanos. Y, para que se lo coman las GUSANAS, que se lo coman las CRISTIANAS.

Duquesa de Alba, D.E.P. y ¡¡¡¡VIVA LA LIBERTAD INDIVIDUAL Y LA BUENA VIDA!!!

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa