Con la comida de gilipolladas pocas.

¿Buena comida o hacer el gilipollas?

Hace ahora 38 años que, oliendo a chusco, CETME (fusil de asalta del ejército español) y con la “boina azul” de las FAMET en el bolsillo, que reconozco me llevé de recuerdo de la “mili”, llegaba a mi casa con más hambre que Karpanta en tiempos de Cuaresma.

Con mi por entonces novia, y años más tarde esposa, fuimos al primer congreso que se realizaba en España sobre “temas raros” (misterios y enigmas) que, con la dictadura ( la franquista, no la “mesiánica” actual), estaban prohibidos, pienso que más por culpa de los soplagaitas con sotana y la “Collares” que por motivos realmente políticos.

De aquel congreso, del que fui mero espectador recuerdo que, conocí por primera vez a gente como Sebastián Daniel Arbonés Subirats (profesor Darbó), Lluis Utset (más tarde amigo mío), ¿profesor? Rovatti, Pedro Guirao, Joan Nuez (Epsilón), “Mago” Félix (Félix Llaugué Dauzá, escritor), Ángel Gordon ( expadrino mío de boda más adelante) y algunos otros que, en algunos casos, años más tarde pasarían a depender de mí en alguna revista dirigida por quien esto escribe, o bien a ser mis editores.

Lo mejor de aquel congreso fue, tras año y medio de pasar hambre, pues siempre he sido de comer mucho, las comidas que nos pegamos durante los tres días de duración mi novia y yo, en el restaurante “Los Toreros”, actualmente un “bareto” chino de la Gran Vía….cómo tantos otros…a los que me niego a entrar

Cuando tras zamparme tres platos pedí de postre una bullabesa los “rezalaos” camareros me miraron extrañados.

Supongo que por mi corte de pelo adivinaban que la “mili” estaba todavía caliente y el rancho escaso.

Siempre he sido de comer, pero de comer como “Dios manda” (aunque uno sea ateo): caliente, abundante y de “casa”. Para comidas raras las que me ha “papeado” por mis viajes por lugares “exóticos” de las Américas, Asia, África o ciertos países de Europa.

Por cierto, he ido decenas de veces a Francia, y, soy de los que opino que se come poco, mal y caro…Y encima, te sirve un “gabacho” que es peor. Por mucho que los inventores del “vidette” alardeen de cocina de primera y lujo.

He papeado desde hormigas tostadas en Guatemala o Chiapas (México) hasta dos semanas a base de “gambas de río” por tierras de Gambia y Senegal, tortillas de mijo maloliente en Mali, así como otras cosas que he preferido no saber qué eran… En Belice comí una carne a la barbacoa que, siempre he pensado que era…mejor me callo…que no estamos en el paleolítico

Pero en casa, la pitanza…¡¡¡como Dios manda!!

Hace poco asistí a un evento donde seis cocineros famosos según nos contaron, sirvieron sus especialidades.

La verdad no conocía a ninguno de ellos, aunque según anunciaban, uno fue jefe de cocina del “Bullí” y otro aparece o aparecía en TV como jurado en un programa-concurso de fogones, que ni conozco ni puñetera gana de hacerlo.

Los platitos, seis en total, lo conformaban los siguientes “titulares, pues poco más eran:

Urta marinada con sopa de cítricos y ensalada de vegetales.
Merluza en salmuera japonesa
Setas cocinadas cómo callos a la madrileña
Mejillones tigre con “concha comestible”
Chicharro ahumado al romero con jugo de sidra
Y, para terminar
Bonito del norte con aguacate y tomate deshidratado.

Tras tan siquiera esperar a que el último ¿bocado? me llegara al estómago, suponiendo que no se hubiera extraviado entre los dientes y la cuchara, pues la cantidad estaba a la altura de la moral de ciertos políticos y banqueros, nos levantamos y, aprovechando que a diez minutos tengo la suerte de vivir, con la rapidez de un rayo o de enriquecerse ciertos regidores de urbanismo, me senté a la mesa familiar y me he zampé una ración doble de macarrones con carne, pues poco más había preparado como “reserva estomacal de Occidente”

Y es que, para mí, las cosas del comer son sagradas. Y, con el papeo no se juega.

Donde se ponga una buena “escudella”, cocido, estofado, carne con setas ( vadella amb bolets), paella, fideuá o similares, que los platos de la “cocina moderna” se la den a los “modernitos”; que uno hizo la “mili” con alabarda y es muy conservador en los temas del estómago.

Tengan ustedes buen provecho, bon profit., y coman a gusto con la “nueva cocina” que nos venden por los medios. Que uno, que ya es del neolítico, necesita comidas fuertes y de “casa” como nuestros abuelos.

A la hora de comer, gilipolladas las mínimas.

El autor

Periodista y escritor, mis pasos me han llevado a moverme por el mundo del misterio y de todo lo que tiene dos explicaciones: la ortodoxa y la heterodoxa