Hace tiempo que parece que hay una campaña contra piropear a una mujer ¡¡¡y me parece bien!!! es más ¡¡¡perfecto!!!
Pero…
Yo, de adolescente y durante mi primera juventud fui un verdadero gilipollas .
De aquellos que pensaba que a una discoteca se iba a pegarte » el lote» con cualquier chavala ( menos las feas) y a pelearse con otros grupos.
En mis «razzias» extraoficiales como mando de los Scouts de España-Exploradores de España, nada qué ver con los actuales, era el encargado » extraoficial» por parte de la Comisaría de la Zona IV ( Jefatura regional de Cataluña) de » devolver las visitas» que grupos separatistas, tanto de Scouts de Catalunya-Minyons escoltes como de grupos de las P.E.LL ( patrullas escoltes Lliures) algo asi como la CUP actual, hacían a su vez a los locales de nuestra asociación…Exceptuando el local de mi grupo ( 240) que, aquellos chavales del Poble Sec y del Barrio Chino no eran precisamente » niños pijos» de la parte «alta» de Barcelona a los que ir a tocarle las pelotas. Incluso algunos llevaban cosa pesadas en el bolsillo derecho o trasero…
No entraré en detalles sobre las «reformas» que, bajo mi mando ( siguiendo siempre.órdenes extraoficiales) hicimos.
Ya suficientemente VETADO ( y non grato) estoy desde hace años a nivel profesional en los medios «oficiales» de mi tierra, sin necesidad de meter más madera a la hoguera que, casi está a punto de encenderse.
Lo que queda claro es que yo, de chaval, de adolescente, en mi primera juventud, no fui un «santo»; pero ¡¡¡cuidado!!! tres cosas jamás hice: fumar esa mierda, pues es mierda, que se llaman porros o petardos; dejar abandonado a un compañero y, meterme con gente mayor. Una cosa era ser un poco » Atila» y otra ser un tipejo o un grifota!!!
Hecha ya una pequeña radiografía de unos años que fueron para mí los mejores, hay un factor que jamás me gustó: PIROPEAR a las chavalas o mujeres jóvenes.
Dejando claro que siempre me han gustado más las mujeres que al dictador Nicolás Maduro insultar a sus contrincantes, el piropo, quizá por falta de gracia, no me gustó nunca
Sólo recuerdo una vez que, empezando el bachiller superior, o sea con casi quince años, le dediqué a una joven en el pueblo de El Ordal ( Barcelona) en una excursión scout.
Fue más que un piropo un rebuzno, dedicado a los generosos aspectos mastológicos de la fémina.
Me miró, me recriminó (era una veinteañera ya fogeada y con cuajo) y, prometí no piropear jamás a una mujer.
Desde entonces podía mirar a un bellezón y tener malos, pero MUY malos pensamientos; comentar con algún amigo o compañero que fuera conmigo algún aspecto anatómico de las mujeres, pero jamás decirle nada directamente a la mujer que no conocía ( y conste que de tímido en este aspecto tengo lo mismo que de «indepe», y soy anaranjado como el butano en bombona), pues me parecía una falta de respeto ( y mira que yo fui pillo y calavera en estos temas).
Pero de la misma manera que no me gusta ni gustaba interpelar con piropos a una mujer a la que no conocía, tampoco me gusta lo contrario.
Lógicamente no espero que ninguna mujer me eche un «piropo» y menos a mi edad, pero, no me gustan ciertas cosas.
Esta misma tarde, en el cruce de la calle del Tigre con Ronda Sant Antoni, últimamente un coladero de prostitución, principalmente de importación, sobre todo chinas, me ha ocurrido algo que no me ha gustado NADA.
Que las rameras se acercan y te digan el clásico: «¿ vamos? «, «¿ subimos a pasar un buen rato, guapo?»; «hago el francés completo ¿ te gusta? » y demás frases típicas de la segunda profesión más antigua del mundo ( la primera es la de sacerdote( sacerdotisa), sea de la religión que sea, y que permite, desde el paleolítico superior vivir de las creencias de los demás) es algo que lo he vivido desde chaval ( Tapias, Robador, Escudillers, Sant Oleguer, Cadena…) y no me ofende, aunque a mi edad no me gusta….
Pero lo de hoy ha sido distinto. Estaba mirando un aparador y una voz poco agradable me ha preguntado: «¿vamos, chato?»
Me he girado y he visto que se trataba de un transexual o travesti de rasgos orientales.
Me lo he quedado mirando y, supongo que no he puesto precisamente la cara angelical de mi admirado Sant Josep Oriol, ya que, el o la «trabajadora del sexo» se ha retirado inmediatamente a buscar nuevos clientes
Llegados a este punto me pregunto: ¿ tengo derecho a sentirme ofendido por la sugerencia de esa persona?
¿Me habrá tomado por lo que no soy, aunque me merecen un respeto total los que son como esa persona?
¿Tenía derecho a darle un chasco?
Si una mujer tiene derecho ¡¡me parece perfecto!!! a que nadie la aborde por la calle y le suelte un piropo o requiebro, creo que yo también tengo el derecho a qué NADIE me tome por lo que no soy y se me acerque a ofrecer sus » servicios».
Como me parece vivir en un mundo que ya no es el mio, no tengo claro algunas cosas, pero, lo único que tengo claro es que, si esto me sucede en mi juventud ( las cosas eran muy distintas para bien o para mal) el-la profesional del sexo hubiera acabado en el dispensario y yo en la «gobi» o comisaría en lengua clásica.
No es en absoluto homofobia, pues no está entre mis muchos defectos; es sólo que, pido, quiero , EXIJO para mi el mismo respeto que much@s vocean que quieren para ellos y ellas.
Será la edad, pero así soy y, para lo que me queda en el convento…
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