Hoy hace 75 años que se estrenó una mítica película ( personalmente no creo que hubiera para tanto…).
Lo que más me llamó la atención de dicho film fue cuando, un grupo de gabachos ( seres humanos que habitan en el país vecino transpirenaico y se creen lo más de lo más y no soportan a sus vecinos «simples» del sur…) cantaban la bonita marcha e himno La Marsellesa.
Sentí envidia de esa gente, por muy mal que me caigan, ya que, en mi país, o sea España, no tenemos letra ni para el himno y, nos tenemos que conformar muchas veces en cantar la para mí estimada canción de Manolo Escobar ( i soc catalá de BCN) que no cito para no ofender a «indepes» y podemitas que puedan leer este post.
Muchos años más tarde, creo que hace 21 años, una soleada tarde en la ciudad de Casablanca, mucho más occidentalizada que en la actualidad, llevé a mi esposa y mi hija que nos acompañaba, a visitar y tomarnos algo en el mítico » bar de Ricks»( 248 Boulevard Sour Jdid. Casablanca. Marruecos) tan famoso por dicha película, dónde, un Bogart que ya de por sí castigaba su hígado y sus abundante transaminasas, en la película hacía lo mismo en su barra, mientras un negro, perdón, afroamericano, tocaba una bella canción.
Mientras yo fotografiaba el piano, el avioncito, y el interior de dicho café-bar se acercó un occidentalizado, altivo y ceñudo camarero y nos preguntó en un correcto francés qué íbamos a tomar.
Yo pedí por los tres. Dos birras, creo que de la marca » Stork» y una tónica.
El altivo y un tanto malcarado, aunque pulcramente vestido camarero se acercó con las tres botellas y puso ambas birras delante de mi esposa y de mi, mientras la tónica la colocaba delante de mi hija
Con mi francés de » ir por casa» le dije que no era el orden de las bebidas, ya que, la tónica era para mi esposa y las birras para mi hija y para mí…
El altivo y malcarado marroquí puso unos ojos que hubieran dado envidia al actor Peter Lorre ( los menos cultivados consultar al escritor valenciano Miguel Angel Plana Fernández que es una enciclopedia del Séptimo Arte o tirar de la wiki), y, casi asustado que aquel pequeño ser humano infiel, encima una niña de unos once años, «pecara» zampándose una birra ella sola, fue a contarlo a sus colegas del bar.
Hoy, tras mirar bastantes fotos de mis abundantes correrías por el Magreb en distintos años y con esa fecha por referencia he recordado el bar de Ricks y su mítica película que lo hizo famoso.
¡ Eran otros tiempos y sólo queda el recuerdo !
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