LAS BRUJAS DEL MONTSENY y su historia
Decir que Cataluña es tierra de brujas ( al igual que Galicia y el País Vasco) no es ninguna novedad, pero indiscutiblemente si nuestras viejas y queridas “bruixes” se popularizaron, fue gracias a su importancia en una zona tan mágica y con “poder” como es el macizo del Montseny y sus alrededores.
Esta acumulación rocosa, es en sí mismo un “microuniverso” que hace la delicia de geólogos y biólogos, pero para nosotros lo importante es que durante casi tres siglos, dichas montañas fueron un núcleo brujeril de primer orden, solo comparable al Macizo Galaico y a la montaña media de Euzcadi.
El Montseny está muy cerca de nosotros, de nuestras casas y del corazón de muchos de los habitantes de las provincias de Barcelona y Girona; quizá por eso merece que un domingo cualquiera, cojamos el automóvil ( o la moto) y nos dirijamos a ese “punto de Poder”, gran “Chakra telúrico” de nuestro país, y sigamos las huellas que nos dejaron aquellas “mujeres sabias” ( pues esta es la traducción exacta de la palabra “bruja”) que solamente intentaron vivir con algo más de LIBERTAD, conociendo los secretos de la Madre Naturaleza e intentando saltarse algunos de los estúpidos tabúes que la Iglesia imponía al pueblo ( solamente a la población más desfavorecida económicamente) como la prohibición de bailar, la moderación en el reír y también en la comida ( cosa que obispos y cardenales omitían directamente y a diario) o el conocimiento de los poderes farmacológicos de las plantas
Empezaremos nuestra ruta de este mes, en las cercanías de Breda, famosa por su cerámica, concretamente en su vecino castillo de Montsoriu, que fue sede de la más popular de todas nuestras brujas, Na Guilleuma, noble y hechicera, que según la tradición, podía dominar los elementos y hacer temblar a los curas con solo mirarlos. Dice la leyenda, que un valiente sacerdote contratado por los habitantes de Gualba, tras un fortuito encuentro, y un posterior exorcismo, mandó a la aristócrata bruja y a su corte, a lo más hondo del Gorg Negre, un salto de agua famoso por haber sido lugar de encuentro del cuerpo asesinado por su hermano del famoso conde catalán “Cap d´estopa” ( Ramón Berenguer II). En este lugar denominado “diabólico”, habitaron las brujas ( otras se dice que se refugiaron en el cercano “Turó del Mouro”) y desde allí se asegura que de tanto en tanto aparecen en forma de nube que causan toda clase de trastornos meteorológicos.
Por frondosos bosques llenos de verdor, nos dirigiremos al recoleto pueblo de Arbucias, famoso por sus féminas que desde el siglos XVI hasta bien entrado el XVIII, aceptaron de buen grado la brujería, hasta el punto de que sus vecinos les sacaron un “chascarrillo” que en catalán dice:
“Al poble d´Arbucies
dotze dones, tretze bruixes”
Osea en Arbucias, de doce mujeres, trece brujas. Este “refranillo” lo han querido otros autores situar en diferentes lugares de Cataluña, como en el cercano Sant Hilari de Sacalm, pero su origen está en las mujeres de Arbucias.
En la plaza mayor o de la iglesia de dicha población, existe un gran árbol considerado mágico, y que posee propiedades telúricas. Acerquémonos a él, pongamos nuestras manos sobre su recio cuerpo y pidamos un deseo. Posiblemente lo veamos cumplido.
Seguiremos hacia Viladrau, pasando antes por Sant Hilari, donde podremos recoger unas cuantas “garrafas” de sus terapéuticas y buenísimas aguas minerales. Ya en Viladrau, se respira una sensación de paz que nos indica que estamos en un lugar verdaderamente telúrico, pues nuestra imaginación parece volar a tiempos pasados y la Paz espiritual nos llena por poco que lo intentemos. Por las cercanías de Viladrau, practicó sus artes mágicas, Margarida Font “ La gavatxona”, una de las más famosas brujas del Montseny, hasta que un 10 de mayo de 1619, fue cogida por los esbirros de la Inquisición y llevada a la cárcel de Vic. Era famosa por su belleza y cuando la detuvieron contaba solamente 28 años; sobre las vejaciones que sufrió la pobre mujer en la mazmorra baste solamente con imaginarlo ( o consultar los viejos archivos que existen en Vic sobre dichos procesos)
Seguiremos hacia Seva ( famosa por su gran campeón motociclista Alex Crevillé) y Balanya, donde se realizaron algunos de los más horribles juicios contra la brujería que se conocen en Cataluña, y donde murieron al parecer y como se indica en documentos depositados en el Archivo de Vic, diversas mujeres acusadas de “hechiceras”. Cerca de Balanya, se encuentra el “Pla de les Forques” donde se supone que fueron ejecutadas y quemadas, y como nadie de la zona aceptó que los cadáveres fueran enterrados en tierra propia, unos hombres misericordiosos los llevaron al pueblo de Sant Quirçe de Safaja, cerca de Centelles ( donde también proliferaron las brujas, principalmente las que llegaban de Granollers, como la famosa Eulalia Lafarga, alias la “Ramoneta” o la Anna Boirons, alias “ la rajolera” famosas por recoger las raíces de mandrágora y elaborar con ellas el famoso aceite que lleva su nombre, y que se utiliza aún en la actualidad para rituales de magia. Ambas fueron ejecutas en noviembre de 1619) donde pidieron permiso para enterrar los restos mortuorios. El párroco, lleno de” piedad cristiana”, les negó la autorización “ dentro del cementerio” por lo que aquellas personas fueron enterradas de noche en el llano que hay detrás del camposanto y que desde entonces y hasta bien entrada la segunda mitad de nuestro siglo, se conoció como el “Pla de las bruixes”. Personalmente las veces que he visitado Sant Quirçe de Safaja, siempre acudo a dicho “Pla” y dedico unos minutos a pensar en aquellas mujeres ( y en algunos casos hombres) que fueron torturados, vejados y muchas de las brujas ( si eran jóvenes y bonitas) ultrajadas por individuos que decían defender la religión cristiana. En más de una ocasión he tenido la idea de hacer un llamamiento a las personas que como yo “comprenden” lo que en realidad era la brujería rural ( totalmente alejada de satanismos y demás aspectos diabólicos) para levantarles un pequeño monumento, una simple piedra enhiesta, parecida a aquellos menhires que tanto gustaban a las antiguas brujas ( y también a las actuales, que de haberlas hailas).
Mientras no me decida a realizar tal acto de homenaje, sirvan estas líneas para dar a conocer una zona y unas personas ( principalmente mujeres) que actualmente se denominan en algunos casos “profesionales del esoterismo”, cotizan en la Seguridad Social y pagan ( por regla general) sus impuestos y que hace tan solo doscientos años, hubieran acabado en el potro de torturas, la hoguera o en el sucio lecho de algún degenerado alguacil de prisiones.
para saber más ver: www.editorialbastet.com
MIQUEL G. ARACIL