Hace calor; no me gusta el calor. Lo odio.
De igual manera odio muchas cosas, entre ellas a los canallas y golfos.
No me gusta cuando se dice que todas las ideologías políticas son malas. En absoluto ( salvo las de los DOS extremos). Lo malo son los y las, canallas, golfos y chorizos que se afilian a un partido para trepar y llenarse los bolsillos.
Una minoría lo hace por que se creen el Mesías, y, de eso en Cataluña, por desgracia, tenemos algún ejemplo devastador , y, en los últimos tiempos tragicómico.
Otros son verdaderos idealistas ( aunque hay menos)
Voy a poner un par de ejemplos. Ambos han sido muy conocido por quien esto escribe.
Al primero le llamaremos Rogelio.
Nacido al terminar nuestra Guerra INcivil en el barrio barcelonés de Hostafranc, se puso a los catorce años a trabajar cómo botones en la Catalana de Gas y Electricidad.
Con mucho esfuerzo cursó estudios superiores ( pagándoselos de su sueldo) y llegó a ser ingeniero industrial.
Obsesionado con la lucha obrera se negó a ascender dentro de la poderosa empresa y tuvo varios problemas con el anterior régimen.
Fue mi instructor de montañismo y de orientación durante algunos años y, si obviamos su obsesión por hablar ¿ adoctrinar? de política a los chavales, la mayoría 14-16 años más jóvenes que él, era una persona formidable y todo idealismo.
Con la llegada de la democracia y el «boom» de los sindicatos, llegó a ser importante responsable de uno de los dos más poderosos.
Mientras otros líderes sindicalistas o » carajilleros» cómo muchos les llaman ¿llamamos? chupaban de lo que podían ( incluido piso nuevo de bajo alquiler y de la empresa en el barrio del Buen Pastor), Rogelio ( que lógicamente no es su nombre real) luchaba con toda su fuerza por mejorar (aunque ya vivían bastante bien, pues mi padre » curraba» en dicha macroempresa y lo sé) las condiciones de los trabajadores.
La empresa intentó por todos los modos sobornarlo; comprarlo, ascenderlo de categoría ( cómo ingeniero podía de sobras) y siempre se negó…
El resultado de aquel idealismo fue, y lo viví en primera persona, que sus compañeros sindicales y muchos trabajadores le acusaran de ser un » topo» de la empresa. ¿Cómo podía ser que no aceptara tantas y buenas ofertas por parte de la empresa? ¿Qué es eso de no dejarse corromper? ¡¡¡Si no acepta es que, sin duda es un espía y cobra bajo mano de los «explotadores» de la empresa!!!…
Un buen día se puso delante de sus compañeros y, sin chillar, pues jamás lo hacía, les dijo en catalán: » me dais pena»…Pidió el traslado fuera de Barcelona y, jamás supe más de él.
Su idealismo fue «recompensado» con una patada en el culo por los que él siempre luchó.
Me quedó muy grabado en mis veinteañeros años.
El segundo ejemplo es todo lo contrario. A este viejo conocido y compañero mío le llamaremos «Señor Chaquetillas»
Compañero del mundo de la información, y bueno en su campo, y con cierto renombre en el mundo de la prensa del «misterio»,nos conocíamos desde chavales
Ambos llevábamos uniforme y galones.
Él, falangista convencido, era jefe de hogar de la O.J.E. ( los jóvenes falangistas del antiguo régimen) y, aunque no le gustara reconocerlo posteriormente, fue jefe de centuria de la joven Guardia de Franco.
Yo, en la «oposición», jefe de tropa ( Grupo 240-Poble Sec-Barrio Xino) de los Scouts-Exploradores de España ( Boy Scouts).
Mirábamos de no discutir por política, ya que, él falangista y yo monárquico liberal (de los pocos que había en esos tiempos)acabábamos casi siempre mal. Lo mejor era hablar del «enemigo común» ( actualmente muy poderoso, aunque las encuestas los tiene de » caduta» septembraria)
Le perdí la pista durante unos años tras algunos programas de radio.
Cuando subió el Primer Tripartir lo volví a ver en la Plaça de Sant Jaume, entrando en la Generalitat.
Lo llamé por su nombre, que es, el mismo que el protagonista de mis tres novelas ( lo demás son ensayos y libros de viajes).
Tras darnos un abrazo, le pregunté si iba a una rueda de prensa en el «Palau», pero me dijo que no; que el trabajaba allí (y no precisamente de bedel). Me quedé un poco perplejo y, siempre en catalán, nuestro idioma común , le dije que, me sorprendía que con sus ideas políticas estuviera trabajando allí.
Me respondió medio enfadado que él SIEMPRE había sido muy » catalanista» ¿?¿?. Me puse serio y le exigí que no me tomara el pelo, que por si solo ya se iba cayendo.
Nos despedimos con cara de pocos amigos
Desde entonces lo he visto una decenas de veces en organismos de la Generalitat y » ascendiendo»
La última vez fue en un restaurante donde van a comer muchos políticos y funcionarios de la Generalitat.
Yo iba con mi esposa. Me puse detrás de él y , silbé la marcha » Montañas nevadas» que tanto gustaba a los » ojetes» ( gente de la O.J.E. y jóvenes falangistas).
Se giró, me saludó, y, muy serio me dijo en voz baja y en catalán, nuestro idioma: » No jodas,no menciones eso aquí»…
No dudo que, en su habitación, en lugar del León Rampante ( emblema de la O.J.E.) o una foto de José Antonio Primo de Rivera, ahora quizá tenga una foto de la Forcadell, de la monja esa metida a política o, vete tú a saber si de Oriol Junqueras con su penetrante mirada…
El «Señor Chaquetilla» forma parte de esa parte » fea» de la política.
En cambio Rogelio formaba parte de los idealistas.
Esa es la diferencia enter lo bueno y lo malo. Entre el calor agradable, y la mierda de calor que ahora nos quema.
La política no es buena ni mala, la hacen buena o mala los que la practican (menos los dos extremos)
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