A mis sesenta y cuatro tacos y pese a mi muy buena preparación física, consecuencia de no fumar jamás, beber alcohol sólo cuando me apetece, comer lo que me rota, y darle al fornicio sólo o siempre que lo pida el cuerpo (aunque la edad no perdona), todo señala que el otoño de tu vida ha terminado y estás entrando en pleno invierno vital
Pese a ellos todavía buceo de marzo a octubre en el Cap de Creus ( Girona-Costa Brava) sin traje de neopreno ya que, desde muy chaval me adiestré en superar el frío, y camino sobre veinte kilómetros ( 4-5 horas) diariamente. Si no lo hiciera así y con lo que papeo me pondría peor qu el tal Junqueras que tanto sale en televisión, principalmente y según dicen, pues la tengo bloqueada, en TV3.
Me siento fuerte. Pero lo que ya no es tan bueno, aunque siempre he sido de lengua afilada y respondón, que es mejor que ser gilipollas o lameculos, es mi manera de ser se torna un tanto agria y, si antes le cantaba la caña a María Santísima, ahora se la canto incluso a su Hijo y el jefe de Este.
Cuando en tantas ocasiones me siento en pleno monte o mirando el mar y pienso en lo que ha sido mi vida me doy cuenta que, si hubiera sabido tener la boca cerrada en distintas ocasiones ahora todo iría mejor. Otra cosa es que me sintiera bien conmigo mismo. Que es diferente.
Soy muy crítico conmigo mismo. Sin duda la edad.
Si antes me costaba callar , ahora me es imposible.
No diré que he perdido amigos por eso, ya que, un amigo verdadero nunca se ofende si le dices la verdad (pero con respeto). Otra cosa son los amigotes y no digamos los lameculos de los tiempos en que has dirigido algunas revistas y decidías qué se publicaba y qué no, y cuánto era la valoración para pagar a los autores. Pero eso es agua pasada.
El tiempo y las circunstancias me han hecho poco sociable.
Mi actual » cupo social» se limita, exceptuando la relación familiar con mi esposa y mis hijos de dos y cuatro patas y mis nietos de idem, a algunas cenas en el Spa del Vampiro Cabreado, mi » feudo», con una pareja, ambos profesores de la Universitat de Barcelona, y esporádicas cenas con algo menos de una docena de amigos en el mismo Spa. Allí se necesita demostrar la » pureza de sangre» de cristiano viejo, aunque la mayoría, por no decir todos, somos ateos.
Pero quién no come tocino y bebe vino o cava es sospechoso y no bien admitido. Yo pago, yo invito, yo elijo compañeros de mesa.
En alguna ocasión me socializo con algún estimado colega de profesión, cada día más escasos y escogidos, no sea que se me contagie cierta podredumbre que asoma con la caída en picado de la prensa escrita, y con algún asilvestrado como yo, de los que gustan de salir al monte con un cuchillo al cinto, mimeta, un pedernal al cuello ( mejor ful tang) y varios metros de paracord en la mochila. Para muchos sin duda se trata de ¡¡gentuza militarista al igual que yo!!!
Y lo que no cambia es mi obsesión por leer. Durante el día leo ensayo y en las noches novelas.
He conocido personalmente a varios Premios Planeta, incluso con alguno tengo desde hace años amistad y comemos o cenamos juntos en ocasiones. Pero debo de reconoer que, pese a conocer a grandes plumas¡¡cuidado con lo que se dice y piensa, que ahora se toma todo por la mala senda!! quién me hace latir la sangre, roja y española cómo la amapola ( rosella en mi lengua, el catalán) es el murciano Arturo Pérez Reverte.
Lo he dicho mil veces.
Esa chulería y mala leche que tiene en ocasiones al escribir. Ese fuego a discreción que suelta diciendo aquello que piensa, que pensamos muchos y la mayoría no tiene bemoles de decir o escribir, me pone más berraco que una noche de verano con la Mata Hari…
Sé seguro que hay escritores que no pueden escribir lo que piensan por temor a perder lectores o el » que dirán».
Yo, un «plumilla» de tercera regional no es que tenga superado este trance, ¡es que nunca ha sido obstáculo para mí !. Pero a mi ya veterana edad me siento cada vez más suelto de lengua y, cómo nada tengo ya que perder, máximo alguna bronca de mi esposa o de mi hija, también periodista ( y con mi mala leche), pero un tanto renegada de su profesión ( no me extraña) y que supo escoger y triunfar en otra más o menos paralela, me doy el gustazo de escribir lo que quiero y de la manera que se me tercia.
Hace unas semanas en un hotel de Salou ( Tarragona) lleno de rusos » mamados» y mientras esperaba la hora de la cena con mi esposa, que, al ser español te penalizan y tienes que comer a la hora de los guiris o te quedas a dos velas, alguien me decía: » Un escritor no puede siempre decir lo que piensa, no es bueno para su trayectoria».
Será que mi trayectoria, larga pero no tan brillante cómo me hubiera gustado está ya llegando a su final, que digo, afirmo y prometo, pues no juro por simple atesimo que, seguiré largando, de voz o de pluma aquello que piense y que, dejando de lado mi limitado » cupo social», con mis escasos amigos, seguiré siendo relativamente feliz en pleno monte ( Mora Garberg al cinto o también Ent Cudeman) o bajo las aguas de mi amado Mare Nóstrum al que tan bien cantó mi ex vecino ( del Poble Sec) Joan Manuel Serrat y diciendo aquellos que siento y me sale del corazón, pues alma no tengo.
Sin miedo al » que dirán» que tienen otros escitores mil veces mejores que yo, pero que, para mi gusto, no tienen la Libertad de soltar lo que les viene en gana cómo si hace el cartaganero padre del cabo, pues jamás llegó al empleo de capitán. Diego Alatriste.
Como según algunos decía la letra de los antiguos Tercios, de cuando los españoles teníamos y demostrábamos cojones, hace de eso siglos, LIBRE ES EL QUE NO TIENE MIEDO
saludos, abrazos , besos o lo que usted desee
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